Una aproximación a la prostitución en Panamá
Observaba caer la noche desde la ventana del hotel, era un viernes y una amiga de paso por Panamá me había invitado a visitarla en el apartotel cuatro estrellas. Desde mi torre de observación me fui percatando poco a poco de la actividad febril que se concentraba en una de las calles muy conocidas de la ciudad debido a la afluencia de extranjeros y nacionales en busca de un encuentro casual. La ventana daba hacia la parte lateral del hotel Veneton, ubicado en esta concurrida avenida, su aspecto era de un edificio abandonado, lejos del esplendor que le da la marca pues diversas administraciones lo han convertido en aposentos para la llamada prostitución que rodea casi toda el área de esta hermosa ciudad. En Panamá hay una serie de edificios abandonados o medios abandonados que son un peligro para los transeúntes o los medios de transporte, y éste es uno de ellos.
Luego
de tener una grata conversación con mi amiga que solo estaba disfrutando de
unas merecidas vacaciones abandoné el recinto y me encaminé por las calles
antes descrita, un frio parecía envolver la noche pero el ambiente era
totalmente contrario a ello pues parecía hervir de actividad. Había puestos de
comida en locales apropiados para ellos pero también habían personas
extranjeras ofreciendo sus comidas en las calles, en puestos improvisados. Pude
distinguir entre los vendedores, a colombianos y venezolanos que no están
durante el día, más bien aparecen en las noches que es cuando las autoridades
que deben velar por la correcta aplicación de la ley no trabajan o se hacen de
la vista gorda, pues estos tipos de negocio solo está permitido a nacionales.
Como
indiqué arriba había todo tipo de damas de la noche en sugestivos vestidos
buscando su presa del día. Yo pasé, y dado a que no tenía el perfil necesario
para ser abordado solo se limitaban a observar. Sin embargo las calles sí
rebosaban de actividad. Muchos extranjeros en busca de las sexi servidoras. A
cada momento se oía el sonar del claxon de algún carro, señal de que buscaba lo
obvio, sonidos que son escuchados hasta altas horas de la noche interrumpiendo
el sueño de los ciudadanos. Había para escoger y no faltaban los travestidos.
Tengo entendido que esta actividad lleva muchas décadas e incluso ya se han
extendido a otros calles en el mismo centro de la ciudad convirtiéndola en una
zona rosa. Años antes con la presencia de los militares norteamericanos,
recuerdos de mi época universitaria, el sitio era el centro donde venían los
hummer a buscarlas para adentrarlas a las bases militares.
La
permisividad de la prostitución en los hoteles
Esto
último ha cambiado, hoy son los hoteles los que se prestan a tan lucrativo
negocio muy negativo por cierto debido a toda la trama que lo envuelve. Por
ejemplo hay empresarios que dicen ser honestos pero prestan los medios a su
alcance para que se de los consabidos intercambios colocando al país en el mapa
de la actividad de la “trata de blanca” contrario a aquellos que nos visitan en
Panamá haciendo turismo decente, por así decirlo.
En
el coloquio con mi amiga que es periodista me señaló el alto grado de acoso a
que es sometida la mujer, especialmente si esta sola, como ella que solo vino a
respirar un poco de aire de su tierra natal para luego regresar con su hijo y
esposo en el norte. Sí, son acosadas como si fueran otras más de las que venden
su cuerpo por dinero. Todas son vistas como tal, ni siquiera el hotel de cuatro
estrellas la amparaba, pues era otro sitio propio del engranaje de la
prostitución en Panamá. Un conocido nos relató cómo fueron confundidos cuatros
clientas que llegaron a la ciudad y se hospedaron en uno de ellos. A pesar de
estar acompañadas por sus esposos trataron de ir a jugar al casino y para su
sorpresa fueron confundidas como damas de la noche y tratadas como tal por los
seguridad. Tuvieron una mala experiencia que no quisieron volver a enfrentar.
Los
servicios de atención de estos hoteles no están a la altura de sus nombres.
Muchos nacionales e incluso extranjeros no respetan a los huéspedes llegando a
acometer deslices que en otros sitios serían motivo de despido. Ella me señaló
algunos, como aquellos empleados e incluso administrativos qué sabían la hora
temprana, muy de madrugada cuando ella se ejercitaba en el gimnasio y procedían
a ir a verla en sus narices. Otros y otras se reían de las huéspedes por sus
indumentarias o si no les caían bien, usaban la toalla de mano para limpiar las
tazas de los baños y luego las colocaban de manera que pareciera que nunca
fueron usadas, estas y otras perversiones fue testigo mi amiga.
Pero
lo medular del asunto es la trata de blanca al más alto nivel. Las damas son
introducidas al país mediante invitación, provienen de países limítrofes y que
solo con su pasaporte pasan a hospedarse como inquilinas por una semana o meses
en estos hoteles y luego retornan a su país de origen. Todo está pagado de
antemano, no tienen nada más que hacer solo conocer a sus futuros clientes, empresarios
muy ricos que las llevan a pasear en sus propios yates, o usan los servicios de
empresas dedicadas a la pesca turística, o los atienden directamente en los
cuartos de los hoteles. Es todo un engranaje que mueve mucho dinero. Presencié
turistas españoles, norteamericanos y de otras nacionalidades. Todos con un
solo objetivo, el turismo sexual. De ahí podemos entender el comportamiento
poco profesional de los que deben brindar los servicios de atención en estos
hoteles.
Fachada lateral del Hotel Veneto en total abandono |
Panamá
mantiene una alta cifra de sida y sífilis, donde la
población joven es su principal víctima concentrando su accionar en las ciudades de Panamá, Colón y
Chiriquí lo que debe poner en alerta a aquellos que vienen al país con el solo
objetivo de tener un encuentro casual con ellos o ellas pues pueden ser
portadores a futuro en sus relaciones maritales de enfermedades, por ello no es
recomendable este tipo de turismo debido al poco control de las autoridades al
no hacer cumplir las leyes que para este fin existen para atender la población que se dedica a estos
menesteres cayendo en una gran permisividad en cuanto a este tema.
Muchos
días después, un aire tropical acariciaba mi rostro, al fondo se escuchaba
música muy baja de bossa
nova,
añales que no la oía así como también las de Nat King Cole con su voz romántica. Frente a unas
tazas de café Panamá ofrecía la otra cara de sus hoteles. En este, ella ya más
tranquila y muy cerca del aeropuerto mi amiga periodista se veía más descansada
pues la atención y el ambiente era de primera clase. Había llegado de
madrugada, realmente no aguantó la trama que la envió mientras estaban en los otros
hoteles del centro de la ciudad y se decidió por éste, atinando, según me dijo
antes de partir. Panamá
tiene mucho más que ofrecer que el turismo sexual, tiene el Canal, se puede
visitar en dos o menos horas ambos mares, y bañarse en sus playas, hay turismo
de aventura en sus conocidas selvas y tiene mucho verdor dentro de zonas
protegidas donde se pueden admirar aves de distintas especies, o caminar
aquellos terrenos que en época pasada anduvieron los conquistadores españoles,
incluso existe el turismo médico, o el gastronómico,
se puede visitar poblaciones aborígenes, entre muchos otras actividades que
tienen una plataforma muy bien organizada para entretener a los turistas que
llegan a Panamá.
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