miércoles, 11 de septiembre de 2013

La permisividad en el consumo de drogas

Cuando leí en los medios sobre la muerte de Amy Winehouse, me dije, esta es otra personalidad del mundo de las artes que se lleva el consumo de drogas.
Pero sabemos que detrás de todo esto hay una triste realidad que se manifiesta en este mundo del consumo de drogas, comercio y violencia; tema que ha obligado a Ecuador, un país latinoamericano a legalizar el consumo de la mariguana, por ejemplo.
Pero también hay todo una industria que promueve estos vicios, sin que existan medidas coercitivas contra ellos, por ejemplo, la reciente presentación de La cantante juvenil, Miley Cyrus, en la reciente gala de los MTV Video Music Awards cuya canción hace alusión al consumo de la cocaína.
Según declaraciones del padre de Amy Winehouse, él se la pasaba todo el tiempo peleando con vendedores de drogas, y hacía énfasis en “peleando”. Hablaba de la presencia, a diario, de pandilleros dedicados al comercio de drogas que incluso dormían en la entrada de la residencias de su hija. ¡Se imaginan!
Si esto era así, como no estarán todas las residencias de los famosos custodiadas por los comerciantes de este producto tan letal para la vida. Las fiestas suntuosas a los que nunca podremos acceder que solo se ven en cine o tv, muestran en la mayoría de los casos a personas consumiendo drogas, así mismo en clubes nocturnos, esto es un pálido ejemplo de lo que es éste comercio de drogas. ¿Y las autoridades qué hacen para combatir el comercio al detal de este asunto?, sería la pregunta a dilucidar.
            En definitiva son sociedades tolerante en sus territorios con los que comercian drogas, estupefacientes, opiáceos, pastillas, etc., donde se mueven miles de miles de personas buscando vender estas sustancias alucinógenas. Digo tolerante, pues al parecer no se hace nada para reprimir este comercio. Al contrario, se permite e incluso para aquellos que las consumen ya han establecidos normas para lograr su tratamiento, o rehabilitación, en otras palabras son tratados como enfermos, pero ojo, solo en sus territorios de países de primer mundo

El combate a las drogas un problema mundial


            Contrasta esto con los esfuerzos de las naciones latinoamericanas y otras en el mundo para combatir este flagelo que amenaza la economía mundial destinando miles de millones de dólares de sus exiguos presupuestos para reprimirlos en su territorio. Mientras que los  principales países consumidores destinan escuálidas ayudas para financiar programas. Pero este apoyo principalmente va dirigido a dotar o entrenar a los ejércitos de estos países y a armarlos hasta los dientes para luchar contra ella, las drogas, fortaleciendo las medidas represivas y coercitivas.
Se invierten millones de dólares en sistemas complejos de escuchas, se militarizan los ejércitos nacionales para combatir a los narcotraficantes, se mueven miles de millones de dólares en armamentos para lograr acabarlos, muchas veces condicionada a la compra del parque militar del país oferente que da un porcentaje irrisorio mientras vende mediante préstamo el resto de los artefactos bélicos.
            El Informe Mundial sobre las Drogas (2012) calcula que:  “unos 230 millones de personas, o el 5% de la población adulta del mundo, consumieron alguna droga ilícita por lo menos una vez en 2010. Los consumidores problemáticos de drogas suman unos 27 millones, o el 0,6% de la población adulta mundial. En general, el uso de drogas ilícitas parece haberse estabilizado en todo el mundo, aunque continúa aumentando en varios países en desarrollo. La heroína, la cocaína y otras drogas se cobran la vida de aproximadamente 0,2 millones de personas cada año, siembran devastación en las familias y causan sufrimiento a miles de otras personas. Las drogas ilícitas socavan el desarrollo económico y social y fomentan la delincuencia, la inestabilidad, la inseguridad y la propagación del VIH”.

Agrega este informe que: En Centroamérica, una red de fiscales está aplicando prácticas óptimas para fortalecer la justicia penal en esa región. Al mismo tiempo, el Programa mundial de fiscalización de contenedores, cuya finalidad es fiscalizar los contenedores transportados por mar y por aire, se está ampliando y funciona en un mayor número de países”.

Los gastos en armamentos son contraproducentes frente al problema

            En Panamá, por ejemplo, es evidente que se está dotando con el más moderno arsenal a la policía nacional rayando en la militarización de la misma contraviniendo claros preceptos constitucionales, aún cuando ellos lo nieguen, se percibe esto cuando salen en arreo de combate en desfiles por las calles de la ciudad en época festiva luciendo su arsenal aéreo, terrestre y naval. ¿Pero realmente este rearme va dirigido hacia ese combate contra las drogas, o tienen otros propósito?

En los últimos 30 años, Washington ha demostrado que no quiere o no puede frenar su demanda de drogas y el flujo de dinero y armas a las bandas. La administración de Barack Obama ha recortado un 16% las ayudas para la lucha contra el narcotráfico en América Latina en el presupuesto destinado para ello.
En 2011 EE UU entregó 180 millones de dólares a México en ayudas militares y asistencia policial, pero solo 16 millones a Guatemala y seis millones a Honduras y El Salvador. En esos tres últimos países actúan 900 maras (bandas juveniles) que tienen más de 70.000 miembros involucrados en el narcotráfico.
El anterior presidente de Guatemala, Álvaro Colom, tuvo que despedir a dos jefes de la policía nacional por sospechas de su vinculación con el narcotráfico. Con solo el 8,5% de la población mundial, América Latina y el Caribe son responsables del 27% de los asesinatos que se cometen en el mundo debido a este comercio ilícito.
Según el presidente guatemalteco, Otto Pérez Molina, los fracasos de la “guerra” obedece en parte porque parte de una premisa falsa: que los mercados globales de la drogas pueden ser erradicados. El problema debería ser tratado, dice, como un problema de salud pública, no de seguridad.
Las soluciones penales tampoco han llevado a ninguna parte. En EE.UU una transacción con drogas ilegales por valor de 200 dólares puede conllevar una pena de tres años de cárcel, lo que cuesta a los contribuyentes unos 100.000 dólares en los costes judiciales y de reclusión de los condenados. En 2011, California gastó 9.100 millones de dólares en prisiones frente los 5.700 que gastó en universidades públicas: un estudiante universitario le cuesta a ese Estado unos 8.667 dólares anuales, frente a los 45.000 que gasta en un preso.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, ha asegurado que su país no puede ni va a tomar ninguna acción unilateral, pero que cree que la región tiene “la autoridad moral” para abrir la discusión, como hizo en Cartagena: “Llevamos ya 100 años de lucha contra la droga y tenemos que indagar alternativas más eficaces y menos costosas si las hay, entre lo que podríamos llamar el modelo asiático, cárcel y hasta pena de muerte para los consumidores, hasta el otro extremo, que sería la legalización de la cadena de producción y distribución”.
Entre las fórmulas intermedias, Santos menciona una despenalización del consumo, e incluso legalizar el tráfico, aunque reconoce que mientras no se llegue a un consenso global, no hay alternativa al combate contra el narcotráfico en todos sus eslabones”. Los ex presidentes de Brasil, Fernando Henrique Cardoso; de México, Ernesto Zedillo; de Colombia, César Gaviria; el ex secretario de Estado de EE UU, George Shultz, el ex presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker; el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, y los escritores Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes ya se han pronunciado por la primera opción.
Quizás ese desenlace no esté tan lejos como parece. En 2010, un 46% de los californianos votó a favor de la legalización de la marihuana. Hoy las encuestas revelan que el apoyo ha subido hasta superar el 50% en el conjunto del país. Legalizar la marihuana podría quitar un 25% de sus ganancias a los carteles, unos 10.000 millones de dólares.
Otto Pérez Molina ha advertido que si no se logra un consenso, su gobierno estaría dispuesto a legalizar unilateralmente las drogas. Todas las otras opciones están cerradas por ahora: no se espera que ante su déficit fiscal EE UU vaya aumentar los fondos para la guerra y tampoco nada parece indicar que la demanda vaya a caer en un futuro previsible.
Peter Hakim, presidente emérito de Inter-American Dialogue, es contundente: “Si Washington decide que no está dispuesto a considerar nuevos enfoques, entonces los latinoamericanos deben continuar por su cuenta. Al fin y al cabo, son sus intereses –y sus vidas– los que están en juego”. ¿Usted qué piensa? Países donde se han legalizado el consumo de la droga, se han encontrado con serios problemas de salud, al extremo que hoy algunos han revertido el asunto y vuelto a penalizar su consumo.
Por otra parte podemos ver las campañas tendientes a evitar que la población consuma cigarrillo, esas campañas han tenido éxito, frente a un problema de salud que representa su consumo. ¿Debemos entonces legalizar el tráfico y el consumo de drogas y dedicar estos millonarios gastos en armamentos hacia la concienciación y la educación de la población? Lo cierto es que entre el negocio del narcotráfico y el negocio armamentista, la población se encuentra como secuestrada, entre ambos negocios, nosotros somos las víctimas. Les dejo esto como reflexión de un problema de alcance mundial.



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