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Candidatos a Presidente en Panamá 2014 |
En
esta contienda electoral del 2014 en Panamá lejos de ser como las que hemos
vividos, se convirtió en un hecho sin precedente dada la magnitud que el gasto
en recursos propagandísticos generó. Todo por el apetito voraz de los
cleptócratas que nos gobiernan representativa de un sector de la sociedad con
mucho poder económico para continuar lucrando con el erario público y así
continuar acrecentando aun más sus enormes riquezas.
Desde
nuestro punto de vista, en ningún
momento estuvo en juego el actual sistema económico imperante en nuestro país.
Tres de las nóminas con mucha simpatía en el electorado representan a sectores
económicos poderosos. Otros, los de menor apego popular era solo resortes de un
sistema que les permitía participar pero con la escasa posibilidad de que su
discurso fuera escuchado por todo el espectro del electorado. Unos con sana
intención de hacer oír sus críticas como el Dr. Juan Jované o los aglutinados
bajo la bandera del FAD, (hoy están evaluando cómo ni su propia membrecía los
apoyó, especialmente los afiliados al SUNTRACS), otros participando como parte
de una trama del partido en el poder que buscaba restarle votos a la oposición,
caso del Chiricano o del transportista, metidos a candidatos a presidente.
Panamá no está aún preparado para recibir con buenos ojos las propuesta de una
sociedad socialista, quizás porque inmersa en el sentimiento popular aun
resuenan los momentos vividos en dictadura, experiencia que no desean revivir
con un régimen de este tipo.
Veamos,
la nómina del CD tenía detrás a un sector económico poderoso que vieron en la
continuidad en el poder la fórmula para acrecentar sus riquezas. El slogan
“entran pobres y salen ricos” que dijeron combatir al llegar al gobierno se
convirtió en una gula por ver quién hacia el proyecto más oneroso, llevándose
una parte del pastel. Así muchos de sus actuales funcionarios no solo entraron
ricos, sino que van a salir mucho más rico. Es un sector dedicado a la importación
y al sector servicio, son empresarios que han dedicado casi todo estos años a
crear infraestructura necesaria para poder agilizar los productos de consumo
que se fabrican en el país y en el exterior.
Este
grupo no escatimó en gasto en propaganda electoral. Usaron todas las armas
disuasivas conocidas. Armaron equipos propagandísticos que hacían las tareas
más sucias, la de empañar la vida de los contendientes. Se armaron y
contrataron call centers con el objetivo de atacar toda opinión contraria a sus
designios, las famosas redes sociales fueron copadas, cada twi era ripostado,
en la mayoría de los casos con palabras y argumentos fuera de tono. A la par de
esto, se utilizaba recursos del estado en publicidad de las obras realizadas
por el gobierno, copando las horas estelares de los principales programas de
tv, radio y en los medios escritos. Mientras, el candidato se paseaba por el
país como si no fuera parte de toda esta tramoya, sin responder las constantes
denuncias de corrupción, uso de recursos del estado en su campaña y otra serie
de anomalías que se tarjetearon durante el proceso electoral. Se prefirió la
receta externa contratando a “expertos” en hacer campañas políticas con cierto
grado de éxito en diversos países pero se equivocaron en no comprender
realmente el sentir del electorado, la idiosincrasia del panameño. “Los
contrincantes de Varela, provistos de mayores recursos, contrataron a los
consultores más codiciados en la región: Joao Santana y J.J. Rendón. Santana,
ex periodista, es el más famoso de una generación de consultores brasileños que
han organizado campañas políticas en América Latina” (La Estrella de Panamá on
line 5/15/2014).
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Una de las boletas que definen al ganador |
El
asunto era atacar a los contendientes desde varios frentes a la vez, a través
de los medios afines a ellos, o comprados por estos empresarios, verbigracia,
Panamá América, o Crítica. A la par de inaugurar obras hechas por el gobierno
saliente, se distribuía todo tipo de enseres, comida, u apoyo (todo pagado con
recursos del estado), se hacían publicidad de ellas de manera masiva, se
hicieron campañas a través de los medios sociales, y propaganda sucia.
Todo
este andamiaje debió costar un buen billete, hablamos de varios millones de
dólares e incluso de un gran aparato de recursos humanos dedicados
exclusivamente a este asunto. Un estudio salido en medio de la contienda estimó
que se pautaban anuncios en medios televisivos por el orden de los 240 spot al
día, y aún así se lamentaban de que no tenían espacios suficientes para “publicitar”
sus obras. Todo esto contrario a los cientos de spot publicitarios pautados por
los dos principales contendientes de la oposición. Sumando todo este agitación
propagandística, llegó un momento que el electorado las rechazaba, se astearon
de ellas.
El
PRD no se quedó atrás al contratar otro extranjero “experto” en campaña
política. Las constantes luchas intestinas, la existencia de bandos que al no
obtener el concurso de las mayorías optan por aliarse con el lado contrario, la
indisciplina partidaria, los golpes bajos, las zancadillas, una publicidad de
“no agresión”, de “paños tibios”, un discurso vació, sin sustento frente a la
situación que vivía el panameño: violencia, inseguridad, alto costo de la vida,
falta de los principales servicios, como el agua, fueron solo algunos de los
problemas que no se atacaron con vehemencia, o si lo hicieron no supieron
vender su producto, pues el PRD está quedando ante las masas populares como un
partido sin credibilidad.
Esto
sucede por los errores cometidos a través de estos años por una dirigencia que
tuvo la oportunidad, en dos periodos, de acometer obras en beneficio de la
población panameña. Por el contrario, muchos de sus dirigentes, al llegar al
poder se olvidaron de sus más allegados simpatizantes, comenzaron a lucrar, y
sobre todo se olvidaron de sus raíces torrijistas, de las directrices dejadas
escritas por el General Torrijos para acometer en el futuro. Realmente Navarro
no era un producto viable de vender, desde su paso por Ancón, donde se tiene
entendido existen algunos rumores de una gestión con problemas de transparencia
en el manejo de los bienes que estos tenían a su disposición hasta la llegada a
la Alcaldía donde su hoja de vida, al parecer no registraba las acciones por él
emprendida.
El
sector detrás del candidato del PRD realmente se le señaló como un aliado más
de aquellos grupos económicos poderosos que impulsaban la candidatura del CD. Y
es que viéndolo desde este punto de vista el grupo liderado por el actual
secretario general del PRD, representa a los mismos sectores económicos que
lograron llevar al presidente actual al Palacio de las Garzas. Estas
situaciones no dieron el suficiente empuje para que la población electoral,
incluyendo a los propios, acariciaran esta candidatura, y la acogieran como
propias.
Y
el último candidato, a pesar de todas las críticas que han hecho a la
propaganda de los panameñistas, nadando contra corriente, según los colocaban
las empresas encuestadoras, y galopando en contra de una campaña sucia desde su
inicio, estos supieron llegar al electorado vendiendo mejor la candidatura de
Varela. No se gastaron los recursos que el partido en el poder hizo en campaña,
pero su candidato en conjunto logró granjearse la simpatía del electorado.
Desde
el inicio de la campaña (una de las más largas de nuestra historia y una de las
más sucias), casi en la recta final, el CD conceptuó que el candidato a batir
era el que abanderaba el panameñismo. Por ello inventaron candidatura como la
del chiricano, que pasó a atacarlo, según le indicaba su gestor. Intentaron
dividir al partido mediante la salida de un hijo de Arnulfo (tengo entendido
que Arnulfo no tuvo hijo), y lograron sumar a la expresidenta, y una exprimera
dama panameñista como simpatizante para hacer proselitismo a favor de la
candidatura contraria. Eso definitivamente no fue del agrado de los mismos
panameñistas.
En
fin, las propagandas y campañas sucias no surtieron el efecto esperado por sus
mentores en el electorado. Al contrario lo que lograron fue el rechazo de la
población a este tipo de campaña. Logró el efecto contrario, y el electorado se
volcó a apoyar al que iba en tercer lugar, según las encuestas. Pero realmente
esa simpatía se sentía en el ambiente, a pesar de las cantidades de publicidad
en los postes y árboles de nuestro país, y avenidas, estas no votan. Los que
votan habían que convencerlo, y eso no lo consiguieron.
Varela
representa a un sector económico también poderoso, principalmente el sector
agroindustrial, que en el último quinquenio ha sido relegado, e incluso muchos
de ellos han tenido que tirar la toalla debido a las contaste entradas de
productos manufacturados que permitían la clase importadora en el poder, y a
los cuales no podían hacerle competencia. Y este sector golpeado también espera
un respiro en esta nueva administración.
Las
cifras son contundentes, Juan Carlos Varela obtuvo, 563,093 votantes como Partido
Panameñista, y 161,061 por parte del Partido Popular, ambos dieron un total de
724,054 votos a su favor. Mientras que José Domingo Arias, obtuvo 482,992 de
parte del CD, 94,687 por parte del Molirena para un total de 577,679 votos, y
Juan Carlos Navarro, obtuvo 521,413 por el PRD. Más del 72% del electorado
salió a apoyar a su candidato, una de las más concurridas de la historia, o sea
1,879,412 votantes de casi más de dos millones de electores.
Sin
embargo, las prebendas, la compra de conciencia si dieron resultado en el
ámbito de la Asamblea Legislativa, pues a pesar de que un porcentaje
significativo de diputados que aspiraban a la reelección (entre ellos los
llamados tránsfugas), no lo lograron, otros sí, e incluso fue determinante para
que el CD sea una fuerza a consultar y respetar en el hemiciclo legislativo. Aquí
aun está por verse la capacidad de los gobernantes elegidos para crear alianzas
con el fin de impulsar las promesas y las leyes necesarias para gobernar.
Lo
cierto es que estas elecciones dejaron una lección, y si se logra cambiar
mediante la nueva constitución, no será igual a esta, pero si no, nos veremos
en el próximo torneo electoral con una realidad, el costo de la campaña. Será
enorme, al extremo que solamente una clase social podrá tener el recurso para
competir, y volveremos a ver a grupos poderosos invirtiendo en estos nuevos
comicios para obtener, luego de ganar, los millonarios contratos que el Estado
prevé.