Un problema a enfrentar a futuro,
quizás muy cercano, es el subsidio que se destina a un número plural de
personas, y en esta nueva gestión presidencial, los diputados se han desatado
en proponer una serie de subsidios económicos dirigidos a extender hacia
determinados sectores desprotegidos, el alcance dadivoso de la mano del Estado.
Pero ¿hasta cuándo podrá soportar las finanzas públicas el golpe, sin que por
ello, se afecte con nuevos impuestos a la clase trabajadora del país?
Algunos
de los incentivos son necesarios, caso de la luz eléctrica que hasta el momento
cubre a un importante sector de nuestra población, otro de ellos es el que
tiene que ver con el tanque de gas, a pesar de su inexactitud en cuanto al
alcance del mismo, pues hay sectores que se benefician, sin necesitarlo, o
aquellos dirigidos a las personas de la tercera edad sin cobertura médica o
seguro social, o a la educación, pero otros no. Hoy los subsidios anuales
alcanza la suma de más de mil 300 millones de dólares, sin sumar a los que vendrán.
Actualmente
se tienen los programas de la red de oportunidades, los $120 a los 65, el Ángel
Guardián, a cargo del Ministerio de Desarrollo Social, existe también el fondo
de estabilización tarifaria, y el fondo de compensación energética, ambos a
cargo de M. E. F, la Secretaria de Energía. Igualmente, ya mencionado, el subsidio
al gas licuado de 25 lbs. El fondo solidario de vivienda, que este año fue
subido de 5 a 10 mil dólares que es manejado por el Ministerio de Vivienda.
Uniformes, libros y útiles escolares, la beca universal, las becas de los
estudiantes sobresalientes, fondo para la equidad y calidad de la educación, el
programa de nutrición escolar, entre otros, y que este año también fueron
elevados, está a cargo del Ministerio de Educación. Otros como el subsidio al
diesel, al transporte colectivo, el metro, primer empleo, fondo de fomento
empresarial, a los partidos políticos,
son solo algunos de los subsidios que el Estado panameño financia con
los impuestos que pagan sus ciudadanos.
Se
pretende adicionar a esto, y algunas de estas medidas son discutidas en la
Asamblea de Diputados, como el subsidio a los jóvenes que no estudian ni trabajan,
a los pandilleros que abandonan la violencia, a las mujeres embarazadas, y
otros tantos beneficios que se les ocurra a los padres de la patria. El asunto
parece que se está escapando de la mano, al parecer no hay dirigentes que
encaminen estas propuestas por verdaderos derroteros. Son propuesta de
subsidios insustanciales, generando más dependencia que promoviendo o
incentivando el desarrollo de formulas liberacionista donde el hombre sea el
arquitecto de su propio destino.
No
es beneficioso para el que recibe una dádiva como la que se pretende dar sin
que por ello se espere algo a cambio, pues se está condicionando el mismo al
voto favorable de la población frente a determinada propuesta o candidatura. Y
como dije a la larga esto puede generar un hoyo en las finanzas públicas
causando un posible impago de estos beneficios. Por ello el Estado debe buscar alternativas
tendientes a que la población económicamente vulnerable y no vulnerable que es a
donde se dirige esta política, catalogadas de paternalista, sea cada vez mucho
menor. Pero estas medidas al no estar acompañas para generar cambio de conducta
solo serán una aspirina para combatir la fiebre pero no la enfermedad, pues las
iniquidades sociales existirán, y aumentarán con ello las personas que
necesitarán de este aporte para subsistir.
Es
sabido que muchas de estas políticas solo son recetas que los organismos
financieros internacionales producen con el fin de lograr que el país sea visto
como elegible para que sea sujeto de préstamos. En otras palabras las
estadísticas de la población que subsiste con un dólar diario, bajaron
sustancialmente en Panamá según el último informe gracias precisamente a estos
subsidios “sociales”. Recuerdo que en una gestión anterior se hicieron cambios
en las fórmulas utilizadas para llevar a cabo las estadísticas de este segmento
poblacional con el fin de que mostraran una mejor cara, pero, y vuelve el pero
a surgir, pues ¿realmente hemos logrado sustraer de la pobreza y la pobreza
extrema a la población que hace una década fueron censadas? Creo que no.
Al
contrario las iniquidades subsisten, lo propio sería incentivar programas que
logren subsanar el problema de la pobreza, el camino seguido de dotar de
recursos a los estudiantes, es una buena fórmula, todo gasto en educación me
parece positivo, pues es de esta forma como los ciudadanos del futuro podrán
ser libres y productivos al contar con una educación de calidad en su registro,
aun así hay que hacer más como incentivar la producción de huertos familiares, la
formación de cooperativas agrarias y pequeñas empresas, apoyar más al productor.
En fin una política que libere a los ciudadanos del estima de ser considerados
rémoras de las arcas del estado, fortaleciendo el recurso humano de país.