miércoles, 7 de marzo de 2018

La revolución social que acariciamos


En la década de los 70 y 80 los jóvenes estudiantes no solo pedían soberanía en Panamá, sino que luchaban por una revolución social en todo el continente. Como era de entenderse en esos momentos solo había dos disyuntivas a escoger, una mantener el capitalismo o aspirar a construir una sociedad socialista. Desde esos tiempos el mundo ha dado muchas vueltas, el capitalismo se enseñorea como sistema único posible, se han rotos las barreras de la confrontación entre el norte y el sur, han caído los iconos más sobresalientes del socialismo y el comunismo en el mundo. Pero pese a ello, más de la mitad de los seres humanos viven bajo un régimen de corte socialista en la actualidad, solo con mencionar China que está en medio de un sistema ambivalente, pues así como pregona a lo interno de sus territorios las bondades del socialismo también practica el capitalismo en todas sus estrategias económicas en el ámbito mundial.

            Decía que acariciar una revolución social era la tónica del momento en aquellos tiempos lejanos pues las injusticias del sistema capitalista con sus cuadros de miseria, hambre, desempleo, pobreza, entre muchos otros males obligaban a pensar en un ideal, buscar una alternativa a tanta injusticia social. Se pensaba que el socialismo era la solución, y a favor de ello no solo se manifestaron millones de jóvenes en toda América, sino que incluso murieron miles que optaron por la vía armada para imponer sus criterios, la llamada guerra fría fue brutal en nuestro continente, pues nunca fue tan fría pues los militares aupados, entrenados y armados por los norteamericanos impidieron muchas posibilidades de ver fructificar estas ilusiones de mejores días.
            Pero qué de aquellas que lograron llegar a triunfar mediante el sufragio universal caso Nicaragua, hoy Venezuela, sumado a aquellos casos como Chile, Brasil, Ecuador, entre otros, que abanderan el llamado socialismo siglo XXI con sus propuestas conciliadoras. Cuba la más longeva en América cuyas huestes revolucionarias tomaron el poder hace 64 años viene destacando en materia de ver afincado un sistema socialista que no logra consolidar. ¿Realmente necesita una revolución como la cubana del capitalismo para descollar y llevar a feliz término la sociedad de la abundancia? Creo que no, tienen todo para demostrar que si se puede sobresalir como sociedad, pero no lo logran. ¿Por qué? Los otros como Venezuela y Nicaragua (este último se tomó el poder mediante las armas) están compitiendo en lograr instaurar el nuevo caudillismo en América, tomando como consigna aquellas que correaban miles de manifestantes por lograr mejores tiempos. Un nuevo caudillismo con todo sus males detrás, cómo si no pudiera nuestra América subsistir sin ellos. Hoy nos encontramos ante nuevas formas de lograr el tan acariciado bienestar para todos, y digo “para todos” entre comillas pues aún está muy lejos lograr una real justicia social pues dentro del sistema capitalista pugnan corrientes que van desde aquellas que desean agotar todos los recursos existentes en la Tierra para su propio beneficio y los que pregonan una explotación más cónsona con el ambiente.

            Pero qué de las ilusiones de mejores días, en aquellos pueblos que viven bajo un sistema socialista o comunista. Estoy convencido que esta nomenclatura para definir la relación social de las masas son solo una tapadera para el control real de ellas, pues no existe en este momento una verdadera revolución en materia social, económica, o política. Veamos este punto. Si de revolución hablamos, entendemos que este término significa cambios, ordena una total devastación de todo lo que ha ordenanza social se refiere. Pero en la realidad y según nuestra percepción no ha habido tal cambio y solo se han cambiado nombres pero la receta de control social se mantiene, incluso de manera brutal. Se siguen en esos países el uso de la fuerza militar para dominar, se mantiene una burocracia que lejos de ser revolucionaria caen constantemente en las redes de la corrupción junto a sus familiares, se usa la tecnología para espiar y contrarrestar las mentes disidentes del sistema sea este capitalista o socialista.
            Como sistema económico se mantiene el mismo esquema, la monetarización de la actividad laboral, no ha habido un cambio sustancial en este asunto. Aun se pagan salarios irrisorios a los trabajadores, por ejemplo, pero esta vez desde el poder central del estado. Se masifica la pobreza. En otro orden se mantiene el uso de los hidrocarburos como fórmula principal de obtener energía continuando la dependencia de estos cuando hay muchos inventos que muestran que el hombre puede lograr un salto cualitativo en materia energética usando otras formulas más cónsonas con el ambiente, como la eólica, la solar, las mareas, entres otras, incluso en el espectro de las llamadas fuentes de radiación que nos rodea. Pero no. Se mantiene el sistema haciendo a sus países dependientes del status quo en este campo. A qué se debe que no han puestos a sus mejores mentes a liberar al mundo de este nefasto uso de los hidrocarburos que contaminan el ambiente, me pregunto. Esa sería una verdadera revolución.
            Continúan aquellos personajes que luego de lograr acceder a puestos de elección se consideran insustituibles por lo que acuden a tratar de perpetuar su figura por décadas logrando que una importante cantidad de funcionarios adeptos a él o ella lo respalde, entre estos los militares. Y usan todo tipo de argucias como cambios en la constitución política del país, por ejemplo. Qué otros pensadores como Marx, Engel o Lenin han podido influir desde la óptica de estos inventores sociales en la juventud del mundo, creo que muy pocos en estos momentos, y no digo que no existan solo que no han influido de la forma como estos lo hicieron en su momento y aún lo siguen haciendo. Algunos dirán que Cristo, y digo que sí pues el alcance de su influencia en la juventud desde tiempos muy remotos son casi que perennes. Pero aun en el mundo de hoy la injusticia campea a pesar de haber transcurrido muchos siglos desde su aparición. Sí, se necesita una revolución total en el mundo que cambie el sistema en donde menos del 3 por ciento de la población mundial mantiene acumulando grandes riquezas mientras el resto de la población se debate entre la subsistencia. Es el sentimiento juvenil de querer un mundo mejor, pero sus ideales son siempre asesorados por adultos con claras intenciones de poder, menos la de llegar a establecer un cambio real en la sociedad ya que ese mismo joven luego de madurar no va a pensar igual pues las responsabilidades adquiridas a lo largo de su vida le impedirán continuar por ese sendero, un camino tortuoso lleno de altas y bajas que lo que menos puede pensar es en hacer la revolución social que soñábamos.