miércoles, 29 de abril de 2020

Nuestro Sistema de Salud y el Corona Virus


Los panameños, en su mayoría, tendemos a desmeritar lo nacional frente a lo internacional. En el caso actual del Covid-19 (SARS-COV-2) han surgido todo tipo de criterios frente al mismo, incluso algunos llegan a comparar lo actuado por otros países en este campo presentándolo como lo mejor. Es cierto que se puede disentir sobre lo actuado, hacer críticas constructivas que aporten a resolver el problema, e incluso estar vigilantes ante los gastos incurridos para combatir la pandemia, tal como sucedió recientemente con los ventiladores y muchos otros casos donde el gobierno nacional ha tenido que echar para atrás debido a la falta de transparencia en lo actuado,  pero cuando veo que países muchos más avanzados en materia de salud no han podido controlar la pandemia, reflexiono sobre la forma como se ha estado llevando el asunto en nuestro país. Sumado a lo anterior me muestro cauto sobre las intenciones reales de algunos mandatarios en el mundo para enfrentar la pandemia a nivel internacional, como es el caso de los Estados Unidos donde su presidente dentro de la diversas locuras ya planteada conminó a sus nacionales a limpiarse internamente sus cuerpos tomando o inyectándose lysol o lejías (ya hay varios casos de intoxicación por cloro luego de haber dicho esta atorrancia). Hace varias semanas atrás había dicho que este señor estaba jugando a la ruleta rusa con sus ciudadanos debido a que no había tomado las debidas acciones pertinentes para combatir el virus, burlándose del mismo. Resultado: miles de muertos, la gran mayoría ciudadanos latinos y minorías que no cuentan con seguros, y con una cifra cercana al millón de contagiados positivamente. En Europa la misma receta, e incluso personajes del mundo político de estos países han llegado a decir, por ejemplo, que la población senil debe dejarse morir para salvar la economía, u aquellos ciudadanos cuya concepción política promueven la eliminación de este sector. Igual ocurre en Brasil con Bolsonaro, o en Nicaragua con Ortega, ni hablar de México. En fin de acuerdo a la formula ensayada por  su clase dirigencial es que se combate el virus. En el caso que nos compete, en Panamá a pesar de algunos deslices al principio cuando se descubre la presencia del virus, considero, que se ha estado llevando con suma prudencia, y su efectividad la estaremos viendo dentro de unas semanas más, solo hay que estar pendiente de continuar las directrices de quedarse en casa, y practicar el alejamiento social, además del lavado constante de manos. Panamá cuenta con un buen equipo profesional en materia salud, la gran mayoría preparadas en las aulas de la Universidad de Panamá. Sumado a esto, y quiero hablar muy brevemente sobre el mismo, el actual sistema de salud en nuestro país es una triada donde se conjugan los esfuerzos médicos del sistema privado, los asegurados de la CSS, y el Ministerio de Salud quienes en forma aunada han estado enfrentando la pandemia. Claro que se nota la cabeza central de estos esfuerzos donde el MINSA lleva la batuta, y eso era de esperarse pues a pesar de que el sistema de salud público se inició en la década de los 40, no fue hasta que el General Torrijos y sus equipo, entre ellos el Dr. Renán Esquivel crearan el andamiaje que permitió llevar la salud a todos los rincones del país a través de su consigna “Salud igual para todos” Marco Gandásegui escribió en 2010 ante la desaparición física del Dr. Esquivel lo siguiente: “La metodología de Esquivel asombró a muchos e, incluso, fue rechazada por sectores políticos importantes del país. Por un lado, proyectó el presupuesto hospitalario (médicos, paramédicos, equipo y recursos) a las comunidades de la ciudad de Panamá y al resto del país. Por el otro, abrió las puertas del hospital para que entrara la comunidad – padres de familia, vecinos y amigos – al centro de salud. La recuperación del enfermo es mucho más rápido y eficaz cuando lo acompaña un ser querido. Su planteamiento central era que el médico y el equipo de salud no debería reducir su trabajo al tratamiento de la enfermedad. Al contrario, debería hacer énfasis en la producción de salud en las comunidades y a prevenir la enfermedad. El concepto de producción de salud era revolucionario ya que reconocía que el bienestar de la población es el resultado del trabajo de la misma gente…Las reuniones con los médicos eran sesiones pedagógicas donde martillaba sobre las nociones de salud comunitaria. Poco después de ser nombrado ministro, dio la orden de que todos los médicos tenían que salir a trabajar a las comunidades. El país fue “sectorizado” para que las condiciones y problemas de salud se estudiaran con detalle. Como consecuencia, Esquivel se adentró en lo que más le interesaba. Fue a trabajar con la gente, en las comunidades del país, a la cabeza de su equipo de salud.[1] Sí, el sistema fue creado con base a objetivos centrales como el de la prevención y el de llevar la salud a las comunidades. Y es precisamente este andamiaje el que está dando la cara para contrarrestar la pandemia, pese a los esfuerzos por desvirtúalo, o desarmarlo en gobiernos pos invasión atendiendo recetas foráneas de privatizarlo. Lamentablemente uno de estos gobiernos fue el de otro Torrijos, Martín quien, a decir de Gandásegui en otro escrito de 2009 “Con los llamados “ajustes económicos” de la década de 1980, se cuestionó la viabilidad de los programas de salud de Panamá. Se planteó que la salud no era un derecho de la población. Más bien, decían los neoliberales que se insertaban en las oficinas públicas, la salud puede ser un buen negocio para el beneficio de los empresarios. Así se comenzó a hablar de la privatización del saneamiento ambiental y del agua. La atención de los niños y de la madre, en todo el país, comenzó a disminuir debido al alto costo que representaba. Los programas de educación permanente fueron debilitándose y con el tiempo se volvieron caricaturas introducidas por agencias como el Banco Mundial, el BID y el FMI. A pesar de los recortes en servicios de salud, en la construcción de centros hospitalarios y en la compra de medicamentos, los presupuestos en el sector salud siguieron aumentando. A lo largo de la década de 1980 y 1990 los programas de salud del gobierno se convirtieron en excelentes negocios. Incluso, durante los años en que EEUU agredió con un bloqueó a Panamá (1987-1989) las ganancias fueron aún más generosas para los empresarios. La salud tal como fue concebida en la década de 1970 desapareció y se convirtió en un negocio. Las empresas farmacéuticas, de equipos médicos, las constructoras y sus financistas se repartían los presupuestos nacionales en combinación con funcionarios corruptos. Mientras más recursos tenía el presupuesto del gobierno menos servicios recibía la población y más ganancias hacían las empresas especializadas en descuartizar las aspiraciones populares. (ver https://www.alainet.org/es/active/29897). El sistema está siendo desmantelado, lo poco que queda de el es la que en buenas cuentas está respondiendo. Si comparamos el sistema de salud de los norteamericanos donde casi todo está privatizado, y no ha podido responder contundentemente al momento y vemos el nuestro, por lo menos este está respondiendo conscientemente demostrando su valía, y la necesidad de retomar el camino andado de lo que era “Salud igual para todos”. De ahí que debemos hacerle la venia a todos los que trabajan en el sector salud, son nuestros héroes, y han demostrado que la inversión realizada en su preparación no ha sido en vano. Quizás suene un poco a utópico pues los sectores que lucran con la salud del panameño son muy poderosos, pero una política pública aupada por los centros de poder puede lograr ese retorno. Lamentablemente hay asuntos serios que ventilar con respecto a la llamada corrupción estatal. Es un vergüenza, una falta de escrúpulos, de irrespeto, de deshonestidad, de ética y decoro que mientras centenares de funcionarios del sector salud, policías, y jóvenes voluntarios dedican su esfuerzos diarios para contener la pandemia, y la población acepta las medidas de quedarse en casa (aun a riesgo de no contar con el apoyo gubernamental para obtener lo esencial para su supervivencia) haya personeros cuya mentalidad es la de ver cómo logran acrecentar sus riquezas personales en detrimento del erario que manejan para la compra de los insumos. Esto, no tiene perdón y deben ser debidamente castigados porque no solo ponen en juego los esfuerzos por vencer la pandemia sino que su accionar contradice enormemente cualquier indicio de transparencia que las autoridades quieran dar en este momento tan crucial para el país.



[1] Renán Esquivel: Salud igual para todo Marco A. Gandásegui h. en revista alai. América Latina en Movimiento. https://www.alainet.org/es/active/42016