¡Alerta,
nos quieren eliminar!

En el discurso reiterativo en
casi todo los medios posibles, incluso el cine, se sigue martillando de que la
población mundial está creciendo demasiado y que de seguir incrementándose
creará problemas de abastecimiento de agua potable, alimentos, medicina, o medioambientales,
con la consiguiente proliferación de enfermedades, algunas ya vencidas pero que
han vuelto a reaparecer, y otras nuevas que ponen en jaque al sistema mundial
de salud. Y este es el discurso detrás de esta y muchas otras producciones
cinematográficas, así como se está apoderando del discurso de importantes
figuras del poder mundial, como de organismos tan influyentes como la ONU.
La población mundial actual está
en 7,600 millones de habitantes, llegará a los 8,600 para el año 2030. Y se
prevé que para el 2050 estará por el orden de los 9,800 millones, y en el 2100
llegará a los 11 mil millones según estimaciones de la ONU dado a conocer el 21
de junio del 2017.
En la película reseñada una
familia de científicos ha perdido unos de sus miembros producto de la debacle
desatada por el monstruo Gozilla en un primer ataque. Esto lleva a pensar a la
científica, madre del retoño muerto que la culpa es de la población mundial
pues considera que haciendo desaparecer a más de la mitad de la población se
podría lograr conseguir un equilibrio natural para que otra especie, en este
caso, los monstruos lleguen a ser dueños de la Tierra, de tal forma que los
pocos humanos que queden puedan volver a repoblar la misma, y la forma de
lograr ese cometido es nada menos que creando un virus que acabe con gran parte
de la humanidad.
El discurso presentado muestra
una intención latente, los monstruos serían aquellos que puedan tener todo el
poder de destrucción para encaminarlo y lograr así, en forma brutal, eliminar
la mayor cantidad de población en el mundo. Es un discurso que se reitera en
casi todas las películas donde el orden establecido ha sido convulsionado por
una hecatombe, y los sobrevivientes se dedican en medio del caos reinante a
sobrevivir. Y me pregunto, porqué no se hacen películas donde el futuro no sea
de guerra, asesinatos, o caos social. Se que este tipo de argumentos le gusta a
las masas cinéfilas, pero no deja de tener un mensaje oculto cuando se estrenan
las mismas de que hay que detener el crecimiento de la población mundial.
Ya en el pasado se había hecho
intentos de esto. Un ex funcionario del Pentágono Robert McNamara expresó hace varias
décadas atrás que había que “tomar las
medidas para la reducción demográfica del globo terráqueo, aun en contra de la
voluntad de sus respectivas poblaciones. La reducción del índice de natalidad
ha sido un fracaso. Por eso tenemos que aumentar la tasa de mortalidad por
medios naturales, por el hambre y por la inoculación de todo tipo de
enfermedades”. También era partidario de políticas como “Los gobiernos debe
mejorar el acceso a los medios de control de la fecundidad tanto cualitativamente
como cuantitativamente, es decir, deben proporcionar más y mejores servicios a
un mayor número de personas. En la práctica esto exige: Proporcionar una amplia
selección de anticonceptivos actuales: píldoras, preservativos y dispositivos intrauterinos,
así como la esterilización y, donde la sociedad así lo desee, el aborto
provocado…”
Esto último si lo extrapolamos al presente muestra las huellas de la pandemia
que sufre el mundo con el coronavirus.
Otro camino fue tomado hace ya
bastante rato, y sus frutos podemos presenciarlo hoy en día, y es el alimento
que comemos todos, la misma está llena de hormonas artificiales (GMC). Por años
hemos consumido las latas de conservas, por ejemplo, donde se utiliza un
compuesto llamado xenoestrogenos y un cocktail hormonal. Su intención es
feminizar al hombre, causando cambios físicos en el cuerpo como penes pequeños,
baja estatura, baja masa muscular, rasgos femeninos, crecida de pechos, bajos
niveles de testosterona, baja producción de espermas, y comportamiento
homosexual a temprana edad. Esto busca la transhumanización del ser humano para
el control de la población, para hacer seres híbridos, asexuados, y hacer bebes
de probetas, para poder moldearlos. Los xenoestrogenos se le conoce como
productos químicos descontroladores endocrinos (edcs), y hormonales, xenobióticos que son falsos
estrógenos. “El hecho de que tu padre te haya dado biberón de plástico puede
haberte convertido en un beta no por genética sino por causas químicas incluso.
El uso de la Atrazina, uno de los herbicidas agrícolas más utilizados en el
mundo, hace estragos en la vida sexual de las ranas. Cuando los machos de esta
especie se expone a un 10% de éste químico, un 75% queda esterilizado
químicamente, y un 10% se convierte en hembra, dice un estudio de la Universidad de Berkeley (California) publicado
en la revista “Proceedings of the National Academy of Sciences”.
También buscan la
liberación de las medidas coercitivas tendientes a despenalizar el aborto,
luego de las fallas de campañas millonarias para usar el condón, o las
pastillas contraconceptivos, por ejemplo. Aunado a esto se contempla el
tratamiento gratuito a la población que desee cambiar de sexo, desmejorando la
atención a otras dolencias que aquejan a la población. Por último el ataque
cada vez más directo hacia las creencias, especialmente contra la religión
cristiana, y al concepto esencial de la familia, piedra angular de toda moral
que hoy intentan desmantelas con el fin de lograr sus oscuros propósitos de bajar
las cifras de natalidad, y aumentar las de la mortalidad. El coronavirus es
solo una de las armas usada para despoblar nuestro mundo. Se ha preguntado por
qué este virus que aun no se sabe si es producto de una aberración creada en un
laboratorio o es un virus natural solo ataca a la población cuyo nivel de
defensa ante las enfermedades son muy bajas, entendiendo esto que ataca a la
población senil, y todo aquellos que están en condiciones paupérrimas de salud,
léase aquellos considerados pobres o en extrema pobreza. Y que dentro de su
característica está la forma tan virulenta de mutar, pues a esta altura se ha
presentado en casi todos los países del mundo, donde la temperatura, que en
otro virus es un enemigo a su condición, no lo es para el coronavirus. El mundo
ha sufrido muchas pandemias, de ellas se ha logrado salvar debido a que existe
personas que dedican sus vidas para contrarrestarlas, pero aun no estamos a
salvo, pues en el futuro, la población mundial deberá enfrentar muchos virus
más, cada vez más letales. Esperamos que la consciencia del mundo científico
logre llevar al traste estos planes genocidas contra la humanidad.