Existen algunas debilidades que atentan contra el Estado panameño en estos momentos develadas por el bichito del covid-19, y que en buenas cuentas amenazan considerablemente la estabilidad de los ciudadanos acostumbrados a vivir de sus trabajos, así como de muchas empresas que no podrán resistir su embestida. El estado panameño basa sus riquezas principalmente en el sector servicio, el cual se ha visto seriamente afectado, y su recurso humano no encuentra fórmulas para solventar la situación de paro forzado que ha significado este periodo de pandemia. Las respuestas del agro al momento vivido ha sido un gran aliciente para enfrentarla, pero igualmente se ve perjudicado no solo por la pandemia sino incluso por los meteoros ambientales que han supuesto la ruina de cientos de hectáreas de cultivo a lo largo del país, un sector que en buenas cuentas carecen de incentivos a la producción, la cual se intentó debilitar seriamente en los quinquenios pasados. A esto se suma la realidad en el área educativa donde el abismo existente entre la educación pública y privada se evidenció contundentemente, y la ejecución de medidas como la educación virtual ha sido un paliativo que también demostró esa laguna tecnológica que no solo se suscribe a la señal, sino incluso a la preparación de los docentes y educando en el uso de esta moderna herramienta. Expuso la existencia de un gran sector que podríamos calificarlos de mendigos tecnológicos pues muchos hemos sido testigos de los esfuerzos de padres, y estudiantes por conseguir la señal de internet, y los profesores para llevar el conocimiento a sus alumnos, pero aun así un sector importante se ha quedado sin estos insumos educacionales, insuficientes a la hora de evaluar sus resultados, pues nada puede compararse a quince minutos de clases a las 8 horas dedicada normalmente para ello. Los sistemas de salud, público, CSS y privado parecen competir ante la presencia de este virus, aunque muestren una imagen de cooperación. La falta de herramientas necesarias para la atención de los pacientes contagiados, así como insuficiencia de medicamentos para esto y otros males, el no pago a tiempo de los servicios contratados con los profesionales de la salud, y la pospuesta de atención hacia otros tipos de dolencias han mostrado un sistema de salud que se debate entre la eficiencia y la improvisación. Dado a esto podemos intuir un futuro cercano con graves problemas sociales y que no parece estar entre los planes de contingencia que se deben tomar. Muchos jóvenes quedarán sin empleo, miles, por cierto, otros no podrán continuar sus estudios sumándose a las filas de la incertidumbre. Qué caminos tomarán, si el estado no prevé alternativas posibles para mitigar este problema. Las respuestas deben irse planificando desde ya como el de ofrecer carreras a corto plazo, a lo sumo un año o dos, para preparar un recurso humano post pandemia que le haga frente a la necesidad de nuevos profesionales, y por otro lado hay que ver seriamente desde ya los contenidos que se imparten en las escuelas. ¿Seguiremos graduando a estudiantes en los tradicionales bachilleratos? Se que se han hecho cambios, a veces temerosos en los currículos que se imparten en algunas escuelas como experimento, pero el mundo ha cambiado. La presencia del bichito ha hecho que el orbe de un giro considerable en materia de educación. Hoy se habla de nuevas carreras como Marketing Digital, los Copy Writer, Community Manager, entre otras nuevas profesiones que producto de la situación actual se han visto fortalecidos, y que tienen hoy una alta demanda de personal humano. La presencia de científicos le han dado un valor agregado a aquellos países que cuentan con un personal calificado, y Panamá tiene un valioso recurso en ese sentido, solo hay que promover más entre los jóvenes las ciencias para que se inclinen más por su estudio, y que se valore económicamente bien estos esfuerzos. No es posible continuar con individuos que, con un poco de estudio, ganen muchas veces más que un profesional de la salud, verbigracia los diputados.
“La corrupción es nuestro mayor mal, debido a ella es que hoy nos vemos en la alternativa de buscar recursos económicos afuera, y acabar con ella mediante la propuesta de leyes debe ser el norte de aquellos llamados a hacer un programa para el bicentenario de la gesta independentista de España...”
En el caso de la forma de cultivo, por ejemplo, en tierras altas en Chiriquí, se sigue cultivando sin prever el problema ambiental eliminando los árboles que sostienen la tierra, construyendo al lado de los ríos, y creando cultivos en laderas sin que haya un sostén de esa tierra de presentarse un caso como el vivido con el paso del huracán Eta. Por qué no cambiar la forma de cultivar, ejemplos sobran como en aquellos donde se siembra en forma de terrazas. Aprendamos de otras culturas para el sostenimiento de nuestra agricultura. En materia económica, debemos tener economistas que piensen en soluciones de acuerdo al gasto que nuestra economía puede sostener. Arroparnos hasta donde de la manta, dice un dicho. Es muy cómodo ser economista que solo ve como alternativa para enfrentar x situación endeudándose. Las IFIS están anuentes, dispuestas a prestar, pero con condiciones muchas veces imposibles de cumplir. Pero ellas prestan sin importarles quienes deben pagar. ¿Seguiremos endeudándonos hasta ver nuestro principal activo en peligro, el Canal de Panamá? Me pregunto. Y de estos enormes recursos pedido en préstamos hasta ahora, una parte debe estar dirigido a invertir en la formación del recurso humano pos pandemia, profesionales entrenados en un periodo corto en todos los órdenes de nuestra economía hasta cuando el tiempo permita continuar con los métodos tradicionales. Pero hay que hacer un verdadero alto al mayor de los problemas que confronta nuestra sociedad, la corrupción no solo dentro del gobierno, sino incluso dentro de la empresa privada. La corrupción es nuestro mayor mal, debido a ella es que hoy nos vemos en la alternativa de buscar recursos económicos afuera, y acabar con ella mediante la propuesta de leyes debe ser el norte de aquellos llamados a hacer un programa para el bicentenario de la gesta independentista de España, que abarquen fórmulas para terminar con los negociados en materia de justicia, castigar a las empresas dispuestas a dar dádivas por conseguir un contrato, entre otras muchas otras formas corruptas de gestión. Y no podemos seguir manteniendo una enorme burocracia que no muestra ningún tipo de austeridad, pareciera que fueran incólume ante la situación de sacrificios que se le exigen al ciudadano común. Pero todo esto pasa por una real disposición de elaborar una nueva constitución que permita encaminarnos hacia la edificación de una sociedad más participativa, informada, colaborativa, y justa.