martes, 20 de diciembre de 2011

El feo arbolito de navidad

-Había una vez un patito, perdón un arbolito feo. Tirado en un rincón, oía las burlas de los niños que a diario lo veían.

-Ja, ja, ja,ja…que feo está, decían los que se topaban con él.

-Siendo arrancando de su madre, quien vivía muy lejos, en el norte, había surcado mares, tempestades y cuantas calamidades encontradas, hasta que una mano humana se condolió de él, aquí en el trópico, y se lo llevó a la casa.

-Era cierto, estaba casi sin ramas, no era denso, como los acostumbrados a lucir en esa casa. Por ello, a los niños les extrañaba que el de éste año, fuera calungo, casi calvo por así decirlo.

-El arbolito pasó varios días oyendo las imprecaciones que le eran lanzadas, a cada rato. No se lamentaba de su aspecto, al contrario sabía que en esta época, aunque muchos se van por lo suntuoso, y él era lo contrario a la ostentosidad, era portador del mensaje de la Navidad.

-Ese mensaje de navidad, de aquel 24 de diciembre cuando un niño, el hijo del hombre, y el hijo del Rey Supremo de la Creación, decidió nacer en un pesebre, en un sitio de los más empobrecidos de Belén, rodeados de pastores y animales, y con una corona de luz, proveniente del altísimo, que una estrella divina iluminó al momento de nacer.

-Sí, era un sitio humilde, lejos de las corte, de la adulación, de la falsedad, de querer ostentar lo que no se tiene, de no practicar los simples mandamientos del Señor, de no actuar con misericordia o practicar la caridad con los que menos tienen.

-La navidad es tiempo de dar, sin esperar nada a cambio. Es época de reflexionar sobre nuestro actuar en el mundo, sobre nuestra misma existencia y sobre todo la de procurar estar en paz con Dios y con tus semejantes, alejando el odio, el rencor, las bajas pasiones, la envidia y tanta otras actitudes que le hacen tanto mal a la humanidad.

-El arbolito feo, estaba en sus cavilaciones cuando un hado (no sé si hay hado masculino, pero en fin, él llegó), y le vino a anunciar que pronto sería rodeado de hermosas prendas, de oro, rubíes y engalanado con sutiles ornamentos de las más finas sedas. Y a sus pies sería recreado el nacimiento del Altísimo, en un hermoso nacimiento que era ya tradición en esa casa.

-El arbolito feo se puso alegre, no tanto por lo que le dijo el hado, sino porque sabía que sería útil en lograr hacer llegar el mensaje de navidad, en aquella casa, que se preparaba para celebrarlo.

-Era portador de ese lindo mensaje, y sabia también que en otros lares, no muy lejos, en las áreas costeras, por ejemplo, hay poblaciones que utilizan las ramas de los cocos, donde cuelgan y los adornas de forma muy artesanal. Estos eran más calungos que él, pero luego de una pintura y dispuestos en formas artísticas, adornados con luces y bolas de colores, se convertían en un arbolito para pasar la navidad en familia.

-Ellos al no poder tener lo más suntuosos árboles, trataban con estas ramas representar ese espíritu de navidad hecho con mucho amor.

-De repente, el arbolito feo, comenzó a transformarse, fue vestido con ropa nueva, fueron adornados sus ramas, les fueron colgadas bolitas de diferentes colores, y se le doto de innumerables foquitos. Se transformó en un fulgurante árbol de navidad, y a sus pies, tal como lo predijo el hado, se le recreo el nacimiento del Señor.

-Y así, fulgurante y radiante, aquel árbol del cual se reían los que lo vieron, hoy le rinde honor por su majestuosidad, y su mensaje se traspasa de generación en generación, como herencia de un don, el de dar amor, esperanza, y de un mundo mucho mejor en donde todos podamos vivir en paz y armonía. Que tengan una feliz navidad.