Elementos
que favorecen el desarrollo integral del infante
Al comprar un juguete, por cualquier razón, elijan los que
tengan cualidades propias para
estimular la creatividad del niño, que lo eduque y lo prepare para su vida
futura, como los educativos o didácticos.
Los juguetes deben ser seguros,
atractivos, higiénicos y duraderos. Deben poder manejarse en forma sencilla, de
tamaños y formas apropiadas que inciten al niño o niña a la actividad social,
intelectual o artística.
Hay que tener en cuenta el área
dedicada al juego. La extensión del patio o del cuarto, determinará la
naturaleza y dimensión de los juguetes. Hay que darle al niño el juguete
preciso, el cual debe proporcionar el estímulo necesario en las diversas etapas
de crecimiento. Ser exigente y elegir los que estimulan la actividad lúdica del
niño/a.
En el mercado encontramos una
enorme cantidad de juguetes de muy mala calidad y consistencia. Esto provoca,
cada año, accidentes, muchas veces fatales, en la niñez. En Estados Unidos la
campaña nacional de seguridad infantil "SAFE KIDS" y la Comisión de
Seguridad de Productos del Consumidor de Estados Unidos (US Consumer Product
Safety Commission (CPSC) indicaron que "...de las lesiones
ocasionadas por juguetes, no requieren internación (97 por ciento); sin
embargo, en 2003, 11 niños murieron debido a lesiones relacionadas con
juguetes".
Aunque cuesten más, los juguetes
pensados para ser útiles y educativos, son los apropiados para desarrollar las
áreas afectivas, cognoscitivas y motoras del infante.
El juguete educativo
Los llamados juguetes educativos permiten a los niños
un aprendizaje efectivo y provechoso, y aquellos fabricados de plásticos han
alcanzado una gran reputación por su consistencia y durabilidad, muchos de
ellos evitan la posibilidad de que el infante sufra un accidente al ser usados.
Recomienda Susan Donohue, especialista en nutrición y asuntos de la familia y del
consumidor con Extensión Cooperativa de la Universidad de California, lo
siguiente:
·
"Los juguetes deben
comprarse teniendo en cuenta las destrezas del niño, no sólo según su edad. Las
recomendaciones del fabricante pueden servir de guía".
·
"Un juguete demasiado
avanzado o demasiado sencillo para el niño puede ser usado de manera equivocada
y causar una lesión".
·
"Los menores de ocho años,
deben evitar juguetes con orillas afiladas, que requieran de electricidad para
su funcionamiento o que tengan elementos que calienten."
·
"Un juguete
didáctico tiene el propósito de estimular, en el niño, su capacidad innata
de juego, enfocado a: la estimulación temprana, lenguaje, matemáticas, lecto
escritura, concentración y memoria".
·
"Debe ser simple para
permitirle su manipulación. Resistente para que pueda disponer de él a su
voluntad. Dúctil para que pueda dar respuestas a su imaginación y debe
adaptarse a los intereses que en cada etapa del desarrollo del niño/a lo
acucian".
·
"Los juguetes didácticos son
facilitadores del juego, pensados para encauzar el desarrollo de los aspectos
motrices, intelectuales y afectivos de los distintos momentos evolutivos del
infante".
Ejemplos de estos
los encontramos en:
1.
Los cubos livianos especialmente diseñados para las
distintas necesidades motrices: presión, construcción, entre otros.
2.
Los encajes planos que ayudan al desarrollo de la
coordinación óculo-manual y para estimular la noción integrada de parte-todo.
3.
Las loterías de figuras, activan el reconocimiento de
formas, tamaños, colores. Promueven asociaciones lógicas.
El juguete didáctico es un refuerzo a lo que ya posee
el infante, ya que posibilita nuevas adquisiciones y aprovecha la etapa lúdica
por la que está pasando. Por último, hay que valorar el sentido de atracción
que determinado juguete ejerce sobre el niño, sin tratar de imponer el criterio
propio frente a ello.
Etapa lúdica del desarrollo del niño o niña
El juego es importante en el desarrollo del niño(a)
La pedagoga, Angélica Collado,
panameña, en su libro “Construyo un juguete para mi niño de 0 a 6 años”,
manifiesta que la permanencia del juego en la vida del niño, junto a un
espíritu inquieto y fogoso nos muestra su: “salud, su estabilidad
emocional, su balanceado desarrollo, su alegría de vivir, su deseo de aprender,
su seguridad de afirmarse, su bienestar y su grado de socialización”.
Es una manifestación natural
inherente al niño, lo contrario debe señalarnos que algo anda mal en lo físico
o psíquico del infante.
El proceso cognoscitivo del
niño(a) no surge en etapas de procesos aislados, “un paso en su
educación, es algo que le lleva a una manifestación con el ambiente, tanto
físico o natural así como el aspecto social y emocional”, el cual lo
rodea incluso desde su concepción.
·
Durante la etapa del pre-escolar, un objeto adquiere
un valor esencial utilizándolo para reconocer su mundo de fantasías,
experimentar sus propias experiencias y así, aventurarse a la construcción con
una imaginación sublime. Lo identifica con asuntos que van más allá de lo que
la ciencia podría ofrecer, jugando a imitar el mundo del adulto, tal y como
ellos lo ven.
·
Entre los y cinco años los niños(as) se desarrollan
con un ritmo rápido. En cada nivel de edad parece existir una necesidad
especial que requiere satisfacción por parte del infante.
·
Aún cuando se dan variaciones entre los niños, hay,
con todos, muchas características que son comunes a los que se encuentran en
determinado grupo de edad.
·
El niño de dos años necesita una gran extensión de
territorio para explorarla, olerla, gustarla, mirarla y sentirla. Investiga
todo lo que entre en contacto con su cuerpo. Explorador, a medida que pasa una
cosa a otra, dedicando a cada hallazgo solo pocos minutos de su tiempo.
·
Cuando tiene tres años el niño necesita contacto
social con otros de su misma edad, “comienza buscar a sus pares. Cuando pasa
al lado de otro, aún cuando lo haga, de pronto, mediante un modo no muy social,
como un golpe o un empujón, se da una atracción instantánea cuando un niño de
tres años se encuentra con otros, independientemente de su edad”.
·
A los cuatro años el niño se encuentra en la etapa en
que necesita un compinche. El sexo de este carece de importancia. Lo importante
es que el niño tiene un amigo. Se convierte en parte de su vida, sentándose,
comiendo, jugando e, incluso, durante las horas de descanso, suelen hacerlos
juntos.
·
Cuando tiene cinco años, no solo establecen relaciones
sociales, sino que se interesan por los contactos grupales. Sus juegos se
vuelven más organizados, juegan juntos, elaboran juntos ideas y, con frecuencia,
obran en función de la capacidad de cada miembro del grupo en la medida que se
conocen.
Para cada una de
estas etapas se necesita un guía que lo ayude a desarrollar su capacidad
creadora. El juguete pasa a ser un lugar, un
espacio de relaciones afectivas, imaginarias, y su correspondiente relación con
la tecnología de la época.