Cuando
veo a mis viejos padecer todo tipo de achaques o enfermedades crónicos-degenerativas producto de la edad me viene a la mente en qué está
fallando el sistema de salud a nivel mundial o la sociedad en particular. Las
enfermedades que padecen millones de personas que entran en la llamada tercera
edad parece ser una epidemia que nos atañe a todos pues no estamos libres de
padecerlos.
Porqué al llegar a esta edad se
presentan todos los males que van desde padecer calambres en las piernas,
dolores musculares, se le aminora la percepción de su entorno producto de la
perdida de la visión y de la capacidad mental, aparecen enfermedades
metabólicas como la diabetes mellitus, problemas estomacales, de movilidad, de padecer
incontinencia urinaria, respiración agitada, tos, entre otros síntomas que
podemos pensar son pequeños antes los que tienen problemas con los riñones que
deben dializarse diariamente, o los que padecen del corazón, o aquellos que
tiene cáncer entre otros muchos padecimientos más incapacitantes y mortales,
que la caída de los dientes parecerá ínfimo ante estos males.
Pues bien, todo esto me hace pensar
en que algo anda mal en cuanto a mantener nuestra salud en buenas condiciones
debido a que la gran mayoría de nuestros adultos mayores las padecerán, algunos
indican que debido a que no somos de este planeta nos hace vulnerable a los efectos del ambiente sobre
nuestros cuerpo. Durante nuestra vida las diversas etapas de la niñez, juventud
y la adulta los médicos que nos atienden o nos han atendido han sido por
determinada dolencia que en su momento se han curado, pero como sistema de
salud integral no se hace nada para evitar futuros padecimientos. No hay un
sistema de salud que prevenga y oriente al paciente de llevar una forma
correcta, un modo de vida saludable. El área educativa solo se limita a señalar
en ciertos momentos la importancia de comer sano o de consumir los alimentos
apropiados. Pero, en este caso qué hacen los gobiernos para promover un sistema
de salud de prevención de enfermedades e incentivar el consumo de alimentos
sanos. Al contrario no existe política para consumir estos alimentos pues son
los más caros a la hora de elegirlos. Sí, son los más caros, o sea es un
problema económico el poder adquirir estos alimentos pues están por las nubes.
En un gran negociado el comercio de la comida saludable, en primer lugar.
Al llegar a esta tercera edad los
médicos empiezan a recetar un rosario de medicamentos para poder mantener viva
a la persona. Se recetan pastillas para la presión, para los dolores
musculares, para los flujos gástricos, para las dolencias en la respiración, para
el glaucoma, para el corazón, y muchas otras que, a la hora del desayuno,
almuerzo y cena, hay que contar con una dosis que a veces supera las diez
pastillas por día. No son píldoras baratas, al contrario, son tan caras que
solo el sistema de seguro las puede proveer o adquirir mediante la compra de
los mismo por parte del Estado, lo que obliga a los futuros abuelitos a pagar
durante toda su vida activa, un seguro para estas necesidades. Y me pregunto,
vale la pena llegar a estas edades con todos estos padecimientos. He visto a
adultos mayores protestar para que se les dote de las medicinas que ellos
requieren para mantener su salud, pues ni pagando toda una vida un seguro,
garantiza que estas medicinas lleguen oportunamente.
La
Cura del bienestar (película)
“A cure for wellness” dirigida por Gore Verbinki nos
traslada a un lugar paradisiaco en Suiza donde se encuentra una institución
hospitalaria que atiende a connotados miembros del mundo empresarial. La
película trata de un sanatorio que realiza prácticas no muy ortodoxas en el
campo de la medicina con el fin de curar a sus pacientes, pero el fin real era
la de poder lograr la continuación de los experimentos llevados a cabo por el
fundador del nosocomio que consideraba que debía casarse con su hija para
lograr perpetuar la estirpe de su linaje, pero nunca lo logró.
Traigo a colación esta
película no por su tema de horror, sino más bien por lo que a mi entender
podemos encontrar en la vida real. A nivel mundial existen sanatorios dedicados
a comercializar la salud. Muchos médicos diagnostican enfermedades a sus
pacientes sin remordimiento solo con el fin de lograr que los seguros le paguen
sus altísimos honorarios y a la vez para que consuman remedios de casas
farmacéuticas que solo buscan lucrar con el dolor de sus pacientes.
Este parece ser el
problema de a diario, se comercializa la salud creando enormes dividendos a las
casas que fabrican los remedios. Es como si toda la vida del ser humano lo
preparasen solo para consumir alimentos de mala calidad afectando su salud y
por consiguiente el desgaste paulatino de nuestro cuerpo, y luego en el final
de su existencia a consumir los remedios que les proveen sus seguros o el
sistema de salud cuyo costo individualmente no pueden ser costeados.
Se comercializa el
hambre y la salud buscando los mejores dividendos para un sector sin
escrúpulos. Considero por lo tanto que los gobiernos deben llevar a cabo
campañas contundentes para que la población logre adoptar hábitos de vida
saludables con el fin de preservar los futuros males que aquejarán a una
población que con los pasos de los años vive más, y que es señalado como un
triunfo por parte de los gobiernos y de la medicina pero que la realidad es
otra como lo vimos con anterioridad. El desgaste del cuerpo humano es
irreversible, y estamos condenados a padecerlo. Sabemos que las tecnologías
junto con la ciencia están fabricando todo tipo de mecanismos artificiales para
contrarrestar este desgaste, son pasos importantes para aumentar o alargar aún
más la vida de las personas, pero esto estará alcanzable solo para un
porcentaje ínfimo de la población por sus costos, el resto debe ser educado
para que practique métodos de consumo y de vida saludable. No hay de otra.
Efectos
del ser humano en el ambiente
Se están realizando investigaciones para conocer los efectos de los desechos
humanos en el ambiente. Uno de ellos es dónde va a parar el plástico que
botamos a diario y los científicos no tenían claro, en el caso de los que van a
parar al mar, dónde acabaría el mismo. Resulta que la cantidad de plástico
probable de ir a parar al mar no concordaba con las cifras obtenidas por
investigadores sobre la que existía en los mares, hallaron una menor cantidad
en los océanos, esto daba por resultado un gran faltante. Y se preguntaron
dónde estaba. Resulta que dieron con el asunto al descubrir que el plástico se
degrada en el mar, se convierte en partículas minúsculas que se van disolviendo
en él, pero no desaparece, solo se minimiza. Este plástico es comido por los seres
más pequeños de la cadena alimenticia, el planto marino que cada noche sale a
la superficie del mar a comer, siendo luego comido por otros peces más grandes.
Se ha encontrado en el hígado de algunos peces tumores producto de la ingesta
de plástico; en los ostiones y ostras también se han encontrado en sus
estómagos plásticos diminutos, como ustedes sabrán esto es luego consumido por
el hombre. Nuestra moderna comida ya viene con un elemento adicional producto
de nuestra actividad, el plástico. No será esto parte de los efectos que
enfrentamos en nuestra edad senil produciendo cáncer, por ejemplo.
El tema da para rato, solo podemos indicar que es
pertinente indicar a la juventud que debe valorar la práctica de vida saludable,
donde el ejercicio juega un papel importante, y no la poca actividad a la que
están siendo acostumbrados con sus ordenadores, tables o celulares. Se debe
primar por consumir alimentos que fortalezcan nuestro cuerpo para así en el
futuro poder aguantar con mucha más hidalguía el desgaste que sufrirá nuestro organismo
con el tiempo, y exigir que se haga todo lo pertinente para educar a la
población mediante la creación de un sistema de salud preventivo para aminorar
estas dolencias, así como desear que la medicina deje de ser un negocio
inalcanzable para muchos, para poder gozar así de una tercera edad plena de
salud y de bienestar, y no de desesperación al ver a nuestros abuelos
padeciendo todo tipo de males.