Hoy 28 de febrero se despidió de su feligresía el Papa Benedicto XVI quien
se acogió a un retiro voluntario, al renunciar de su cargo, un caso no inédito
en nuestra fe pues ya antes otros le habían antecedido en esta decisión. Esto nos
sitúa a ver en el transcurso de las próximas semanas el Cónclave de Cardenales
donde se procederá a escoger un nuevo Papa.
Hay que reflexionar
frente al hecho, pues nuestra fe católica tendrá dentro de poco a dos Papas,
uno nombrado emérito y el otro en propiedad. Esto nos lleva a pensar, no tanto
en las causas de la renuncia que han de ser muchas; y que según las propias
palabras del Pontífice lo hace debido a su precaria salud y la falta de fuerzas
para poder seguir adelante la carga que representa ser el representante de Dios
en la Tierra.
Mis argumentos se
centran en este momento en que la fe católica está siendo atacada por muchos
que desearían que la misma no existiera, así mismo desde los centros
hegemónicos de poder se tejen todo tipo de intrigas y de señalamientos sobre
este hecho.
Me pregunto cuánto peso tuvo los diversos
escándalos de pederastia, de documentos secretos dados a conocer, de corrupción
en las más altas esferas de la iglesia católica, los ataques infundados o no
contra su papado. La lista sería grande, aunado a esto, que fue el sucesor de
uno de los Papas más carismático como lo fue Juan Pablo II.
Y me atrevo a decir,
cuándo Jesucristo vivió sus días en el desierto, fue tentado por el diablo para
que cometiera algunos pecados, a lo que él muy sabiamente resistió, entonces,
por qué no encontrar a diablos vestidos de monjas y sacerdotes, y de altos
personeros de la iglesia, haciendo todo tipo de “maldad” con el fin de desprestigiar la fe católica de los
cristianos. Fíjese que coloco maldad entre comillas, pues en ningún momento
estoy de acuerdo con la pederastia, la corrupción y tantos otros problemas que
envuelven la atmosfera del Vaticano.
Así que señores y
señoras, así como existe el bien, también existe el mal, y debemos por ello
rezar, y mucho para que nuestra fe no caiga en manos de los que desean verla
fenecer, hoy el mundo está huérfano de fe, de creencias, de humildad, de buenos
deseos. Nos arropa la sed constante de tener cosas que a veces no son
necesarias. Y, así como hay curas malos, también hay un ejército de curas
buenos, de monjas que cada día, hora, minuto y segundos dan su valioso tiempo
para continuar la obra iniciada por Cristo en la Cruz, y darnos paz y esperanza
de un mundo mejor y más humano.
Reitero que por cada
cura malo, hay por lo menos mil buenos, la labor de ellos es silenciosa, donde
los medios no le dan la mayor importancia a su trabajo, verbigracia las órdenes
religiosas y seculares que se encuentran en África, un continente sufrido, y
donde los cristianos le debemos pedir que nos perdonen por todo el mal que se
ha hecho contra su población en nombre de nuestra fe. Estos curas y laicos
caminan hoy éste continente, y a ellos mis respeto y admiración. No es fácil
este loable trabajo de evangelización.
Quiero terminar recomendado una película, “La
última cumbre”, es española, y es un testimonio de la vida de un sacerdote,
español y su fe en Cristo. Como dije por cada curo malo hay miles haciendo el
trabajo que nuestro Señor Jesucristo le encomendó, redimir a los más
necesitados de esperanza y fe. Un ejército dedicados a enseñar el evangelio de
la existencia, y fortaleciendo los cimientos de la vida en familia.
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