jueves, 6 de febrero de 2014

PANAMA EN EL OJO DE LA TORMENTA


Ampliación del Canal de Panamá, una decisión impostergable
         Este año 2014 se conmemora cien años de haberse construido el Canal de Panamá, luego de una serie de hechos que pusieron en duda su culminación. Uno de ellos fue la situación creada por los franceses quienes sin mayores elementos de juicio sobre su construcción terminaron despilfarrando sumas importantes en 1879, quedando registrado en la historia la incapacidad de aquellos por terminar tan importante proyecto de envergadura mundial.

Remembranza de una época de despilfarro

GUPC abandona paraliza la obra de ampliación del Canal 
Ferdinand De Lesseps llegó a Panamá, en los primeros días del mes de diciembre de 1879, luego de haberse constituido la Compañía Universal del Canal. Su recibimiento fue triunfal. Se le ofrecen innumerables agasajos y una fiesta popular con corridas de toros y demás. Sin embargo, no pudo llevar a cabo el acto simbólico del primer golpe de pica en las orillas de la entrada del Río Grande (La Boca). La baja marea impidió que la lancha “Taboguilla”, en que viajaba la comisión, se acercarse al sitio elegido para ese memorable fin. Sin embargo, Lesseps hizo una simbólica ceremonia en el sitio donde estaban. La Boca del Río Grande, fue en efecto el lugar donde se comenzó a construir el Canal, un año más tarde.

Inicialmente los franceses pensaron que podían aplicar la experiencia adquirida en Egipto, pero las cosas no resultaron según lo planeado. En primer lugar, indican documentos históricos, el Canal de Suez de 100 millas de largo requirió ochenta de excavación pero en terreno arenoso o de tierra suave con pocos cerros de piedra caliza. Por otra parte, el terreno era plano y la mayor altitud era de cincuenta pies sobre el nivel del mar. Egipto aportó además casi toda la mano de obra para la construcción del Canal y los sueldos, por lo general, eran bajos. El clima aunque sofocante al igual que en el trópico, era seco, propio del desierto, de manera que era más tolerable para los europeos y aún no se conocía epidemias mortales.

Panamá, en cambio, presentaba condiciones diferentes y más desfavorables. Aunque solo se necesitaba excavar unas cincuenta millas, el terreno era rocoso y se producían derrumbes. Las mayores alturas eran de trescientos treinta pies sobre el nivel del mar y el Chagres principal afluente del futuro canal se inundaba en la época de lluvias. Además se encontraron con el mosquito que transmitían la fiebre amarilla. El recurso económico fue otra de las imprecisiones de los franceses. En principio el Congreso calculó que el Canal costaría mil doscientos millones de francos, después esta cifra fue reducida a ochocientos cuarenta y tres.

Luego Lesseps consideró que esa cifra era exagerada y determinó que con seiscientos cincuenta millones de franco podía construirlo. Pero fue más allá, puesto que luego determinó que con trescientos millones de francos podría andar la compañía.  Al abandonar la obra, los franceses habían dragado unos 79 millones de yardas cúbicas de tierra, además se contabilizaron una gran cantidad de herramientas inapropiadas para el extenuante trabajo en el trópico como los fueron las que se usaban en la nieve, por lo que eran inservibles.
 Cien años después, una decisión impostergable

            Cuando se oye al consorcio GUPC hablar de problemas encontrado en la construcción de la ampliación del Canal de Panamá, son solo hechos no sustentados antes las instancias que el contrato prevé para ventilar estos asuntos. Esto según ellos, entre otros, les ha provocado sobre costos, tratando de lograr que se les pague una suma que haría un cincuenta por ciento más oneroso lo pactado.


            Veamos. Hasta el momento el consorcio no ha podido sustentar, dentro de los mecanismos que tiene el contrato (son tres para resolver conflictos), los anunciados sobrecostos. Mecanismo que ya utilizaron y se les aceptó en ese momento el reclamo de varios millones de dólares. Por otro lado han mantenido una actitud de poco profesionalismo ante la responsabilidad que les atañe ante una obra de estas proporciones, como por ejemplo: hacer que los trabajos caigan a un 25% de su gestión,(desde diciembre del año pasado), para luego iniciar, tal como lo hicieron este miércoles 5 de febrero, la paralización total de los trabajos de construcción, sumando esta acción al retraso de la obra que abarca casi un año.

           

            Por otra parte, a la fecha está incumpliendo con el pago a varias empresas subcontratistas, registrando cifras millonarias de endeudamiento. No han podido presentar el paz y salvo de estar al día con el Seguro Social de Panamá, además de poner en riesgo la salud de miles de obreros que conforman la planilla de esta empresa. Hoy también se mandaron a casa a los cientos de trabajadores que quedaban, sin preaviso de destitución, sin mediar carta de por medio para ventilar ante los tribunales esta acción, violentando leyes panameñas establecidas en los contratos entre el trabajador y el empleador.


            El asunto es más complicado de lo que aparenta, pues al parecer la realidad está en que GUPC no tiene el capital necesario para continuar la obra recurriendo a la excusa de sobre costos, tratando que la ACP les acepte el pago de $1,600 millones de dólares y así reflotar sus malogradas finanzas.


            Las consecuencias de esta acción de parar totalmente la obra de ampliación son incalculables, especialmente por sus implicaciones en tiempo, por ejemplo las construcciones de infraestructuras, y ampliaciones de puertos en los principales centros marítimos en los Estados Unidos, y América Latina que están preparándose para recibir los barcos que deberían pasar por el canal ampliado el próximo año, pero que con este grave problema no estarán a tiempo.


            Luego de recibir la carta de parte de GUPC a finales de diciembre del año pasado, la ACP estuvo llamando al consorcio al dialogo para que presentara sus reclamos en las instancias creadas para ello dentro del contrato, y de deponer su actitud de conspirar, como así lo hicieron, con el desarrollo de la obra en construcción. Hoy GUPC cumplió su amenaza y paralizó los trabajos totalmente en la obra de la ampliación del canal. Lo hace en medio del pago de más de 700 millones que adeuda como parte de un adelanto que se les dio para financiar la obra, y que se había establecido darle un mayor tiempo a la moratoria de la misma.


            La respuesta de la ACP ha sido contundente y ha dicho que la obra de ampliación del Canal de Panamá se hará sin o con la participación de GUPC, pues han intentado dentro de lo posible que el consorcio cumpla con el contrato pactado. Han sido horas, días, y meses de negociación. Sin embargo, ACP mantiene una ventana abierta para continuar las negociaciones, pero con la salvedad que dentro de un tiempo perentorio dará a conocer su decisión soberana de continuar los trabajos de la ampliación con miras a ser culminado en el año 2015.

            Un sobrevuelo de las finanzas de este consorcio europeo nos permite decir que hasta el momento GUPC ha recibido, según lo pactado, casi el 90% de lo que se había establecido en el contrato, además los respectivos gobiernos de estas empresas, Italia, España y Bélgica han dado respetables sumas de dineros a estas empresas, así mismo los bancos. Entonces, estamos hablando de un capital de varios  miles de millones de dólares recibidos ya y depositados en las arcas de este consorcio, El asunto nos indica que ha habido malos manejos en la administración de los recursos y que debido a esto no ven otra solución que intentar cobrar sobre costos imaginarios para reflotar sus finanzas, tal como expresé arriba,


            Panamá “no se va a dejar chantajear”, dice el Administrador del Canal de Panamá, la obra se concluirá en el tiempo estipulado para ello, el año 2015, y asegura tener un plan B para afrontar el problema. Ese plan B lo llevó a cabo Theodore Roosevelt frente a la renuncia de Stevens, un ingeniero norteamericano que ideo muchos de los mecanismo que facilitaron la construcción del canal por los norteamericanos. En esa oportunidad Roosevelt decidió que no cometería el mismo error dos veces y nombró a un militar como reemplazo de Stevens, un miembro del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, quien debería permanecer en el puesto por el tiempo que dispusiera su presidente y comandante en jefe. El siguiente ingeniero jefe fue el Teniente Coronel George Washington Goethals, quien fue ascendido al rango de Coronel en diciembre de 1909 y luego a Mayor General el 4 de marzo de 1914, y así garantizó que la obra cumbre del siglo XX fuese concluida por los norteamericanos.


             

           

           


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