Cetáceos y especies marinas en peligro
El pasado 18 de julio de este año el Gobierno de
Estados Unidos procedió a aprobar el uso de cañones
sónicos con el fin de buscar en las profundidades de su costas
hidrocarburos, materia esencial para su creciente industria. La información es
alarmante en cuanto a que este tipo de tecnología afectará considerablemente la
vida marina existente en esta parte del mar, además de que el bombardeo no solo
servirá para lograr el propósito descrito, sino que puede ocultar intenciones experimentales
de corte militar con fines no muy benditos, así que en un futuro no muy lejano
presenciaremos la angustia, la desesperación y dolor que en las profundidades
abisal de mar provocará este bombardeo en las especies marinas.
foto Wilkipedia |
Los cañones sónicos harán un barrido de la zona que
abarca las costas atlánticas desde Delaware hasta Florida, emitiendo cada diez
segundo ondas sonoras que alcanzarán los 249 decibelios. Se dice que el umbral
del dolor frente a uno sonido determinado se encuentra entre los 180
decibelios, así que juzgue usted lo que harán con los habitantes de estas
profundidades marinas. Las petroleras que se encuentran interesadas en la
inspección de la zona en busca del petróleo, aseguran que la vida en estos
sitios no se verá afectada porque se estará emitiendo la señal en forma gradual
de tal forma que los peces puedan alejarse del área al sentirse amenazados por
estos sonidos. Experimentos similares han dado cifras negativas en otras partes
del mundo donde se han visto afectadas muchas especies marinas al extremo de
causar una disminución de las especies.
Wilkipedia |
Los efectos serán desastrosos en el organismo de
estos animales pues las ondas sónicas deterioraran gravemente los sensores
auditivos, les causará un dolor intenso, hasta el punto de querer suicidarse,
además de hemorragias internas, y muerte inminente de miles de ellos. Esta
tecnología ha sido ensayada en países como Perú, España
entre otros donde los efectos de estos cañones sónicos en la vida marina han
sido plenamente registrados por los que los manipulan y por organizaciones
ambientalista, e industria pesquera, las cuales han visto mermada su actividad
al bajar el número de peces, en un radio que abarca los casi 300 kilómetros de
la zona autorizada. El asunto es preocupante, más si consideramos que el afán
por lograr recursos energéticos propios los EE.UU busca la no dependencia de
este importante y vital recurso, así como la posible preparación ante una
eminente tercera guerra mundial.
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