21 de septiembre, Día
Mundial del Alzheimer
Luego de años de vivir en Panamá,
fue invitada a recorrer aquellos parajes donde dio sus primeros pasos, donde
aprendió a soñar, donde dio sus primeros suspiros de amor en su natal Colombia,
pero su cerebro no pudo aguantar tanta motivación, me imagino, y decidió
quedarse allá, en medio de esos recuerdos sin posibilidad de retorno, pues la
edad le jugó una mala pasada a ella, y su familia.
Este es un breve relato, real por
cierto, de la inclemencia de una enfermedad llamada Alzheimer, entre otras
enfermedades mentales, cuya patología afecta a más de 20 millones de personas
en el mundo. Se calcula que para el 2050 esta enfermedad que no tiene cura
aumente en un 435% dado el crecimiento poblacional de personas mayores. La
enfermedad no reconoce estatus social ni condición racial, y personalidades en
el ámbito mundial la han padecido como Ronald Reagan, ex presidente de los
Estados Unidos o Gabriel García Márquez, entre muchos otros.
En América Latina se descubren unos
9 casos entre mil cada año, y en Centroamérica se calcula que para ese año
habrán unos 6.37 millones de personas con este padecimiento. El 21 de
septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer por lo que los invitamos
no solo a reflexionar, sino incluso a tomar las medidas necesarias para que a
futuro no se convierta usted en una cifra más con esta dolencia.
Los síntomas más palpables antes de
presentarse de hecho esta enfermedad se muestra a través de sencillos cambios
de conducta, como la dificultad de abotonarse la camisa, no reconocer rostros,
o pérdida del control ambiental en que se desenvuelve, ya que no reconoce el
sitio donde está. Es una enfermedad neurodegenerativa que afecta la memoria, la
función mental superior, como el lenguaje, pensamientos, coordinación de
movimientos, control de emociones, entre otros síntomas, y su origen
desconocido aun por la ciencia.
Hoy día existen medicamentos que
controlan los efectos del Alzheimer, no lo cura pero si retarda grandemente los
efectos de la enfermedad en su etapa
leve, moderada o severa. Es importante por ello acudir al médico para que se
pueda atender en forma oportuna la presencia de esta dolencia en el adulto
mayor, que puede estar asociada a otras como la diabetes o hipertensión, entre
otras.
A pesar del enorme costo que
representa convivir con esta enfermedad, se hace necesario adecuar el entorno
del paciente para que lleve una vida sin sobresaltos o traumas, el amor
profesado a quien la padece es importante a la hora de hacer más llevadera la
dolencia de estas personas que pueden vivir unos 20 años a lo sumo con ella.
El uso de ropa cómoda, de fácil
colocación, rampas para ayudar a la movilización del paciente, pasamanos,
asistencia a la hora del baño, hablarle con calma, pausadamente, sin discutir,
o evitar la agresividad o irritabilidad con ella o él. Paciencia sobre todo,
especialmente a la hora de la alimentación, caminar con ellos, abrazarlos,
darle mucho afectos, tratar de encontrarles un pasatiempo, o/y envolver el
ambiente con música, tranquila, o que le agrade que pueda traerle recuerdos
estimulando sus sentidos.