domingo, 14 de diciembre de 2014

El día que cayó fuego sobre El Chorrillo

20 de diciembre de 1989: Prohibido Olvidar

         
         Hace 25 años cayó desde el cielo fuego cerrado sobre El Chorrillo, una de las poblaciones de gente humilde y de pobreza extrema en la ciudad de Panamá. Ese día las Fuerzas de Defensa de Panamá fueron atacadas con todo el arsenal bélico con que cuenta el ejército de la primera potencia del mundo, los Estados Unidos, cuyo objetivo esencial fue defenestrar a Manuel Antonio Noriega, y a todo su estamento militar, que contradictoriamente fue totalmente entrenada por ellos.


            Desde ese aciago día han transcurrido 25 años, cuyo principal logro fue retomar el camino democrático iniciado en 1903. Pero aun hay una cantidad de problemas y asuntos no resueltos que se deben jerarquizar, como por ejemplo, lograr para la historia y el país contabilizar de una vez por toda la cantidad de muertos que la invasión artera norteamericana causó en la población civil panameña, para algunos es una mera cifra que no tiene importancia, para otros es como darle un poco de dignidad a todos los que cayeron o fueron masacrados por las hordas extranjeras.


            La retoma de la democracia como consecuencia de una invasión extranjera nos pone a pensar sobre el sentido mismo de este hecho. Mucho se ha escrito sobre los antecedentes, las causas, consecuencias, los pros y los contras, y sobre todo el comportamiento que asumimos producto de esta invasión. Fueron tiempos difíciles, donde el pueblo panameño se vio ante la disyuntiva de tomar uno de los dos caminos, pues no había tercera opción.


            Por ello no hablaremos sobre el tema en sí, sino más bien haremos un breve esbozo de una de las consecuencias de este lamentable hecho, la instauración de la  democracia en Panamá. Y es precisamente este aire de democracia la que está permitiendo que la corrupción se entronice en las instituciones públicas y privadas, corroyendo todo el entramado social existente en una democracia débil y que tantas vidas costó. El problema no es el sistema democrático ya que es el mejor hasta el momento donde las personas pueden opinar libremente sin acoso de ninguna índole, además de poder escoger su destino, sin mayor problema. Cosa que no sucede en las sociedades feudales, reinos, esclavistas o comunistas.


            Transparencia Internacional acaba de lanzar su Índice de Corrupción 2014, y el presidente de este organismo indicó que este documento “pone de manifiesto que, cuando líderes y altos funcionarios abusan de su poder para usar fondos públicos en beneficio propio, el crecimiento económico se ve minado y los esfuerzos por frenar la corrupción quedan frustrados”. No les suena esto a algo conocido y que hoy se destapa cual hoya de grillos saltando por doquier.

            Este es un problema que se manifiesta en todos los países, y en las economías emergentes como la nuestra el daño es letal pues desvía grandes recurso, que pueden ser usados para mejorar la infraestructuras del país, hacia manos privadas, por lo que esta organización hace un llamado a todas las naciones a buscar mecanismos que hagan un alto a estas prácticas e impedir que sociedades secretas oculten maniobras corruptas, donde los ciudadanos exijan rendición de cuentas.

           
            “Ninguno de nosotros volaría en aviones que no registran a los pasajeros, pero sí permitimos que sociedades secretas oculten actividades ilícitas. La existencia de registros públicos que muestren quiénes son los verdaderos titulares de una empresa haría que para los corruptos no resulte tan sencillo llevarse consigo el botín obtenido mediante el abuso de su posición de poder”, expresó el Director Ejecutivo de Transparency International, Cobus de Swardt. (Tomado de: CentralAmerica Data.com/ Miércoles 3 de diciembre del 2014).

            La insipiente democracia panameña no se puede permitir que la corrupción se adueñe del país pues “menoscaba la gobernabilidad, y genera inestabilidad en donde los gobiernos que la toleran propician la cultura de la impunidad”, indicó Transparencia Internacional. Ese sería el legado póstumo, la lucha por demandar cárcel para los corruptos y corruptores,  para  tantos jóvenes, mujeres, hombres, niños y ancianos que fueron borrados del mundo por una potencia que no supo emendar a tiempo los errores cometidos en Panamá.


             

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