jueves, 23 de julio de 2015

Copa de oro y la mafia en el futbol

Selección de Panamá muestra su indignación
Si hay alguien que cree que en el fútbol no hay mafia esto cambio con el juego entre la selección de México y Panamá en la Copa de Oro jugada en los Estados Unidos y organizada por la CONCACAF el pasado miércoles 22 de julio de 2015. Es cierto que para que este juego de resultados debe contar con los patrocinadores, en muchos casos empresas poderosas que lucran con los suvenires, publicidad o accesorios que utilizan los atletas y que generan las competencias en este noble juego.

                Pero el asunto es que el sector comercial no interrumpa el otro, los juegos. En otras palabras que los enormes poderes económicos no se inmiscuyan en el desarrollo de las justas deportivas. Visto de esta forma el juego se presenta prístinamente, transparente donde los mejores son los que triunfan. En estos últimos tiempos el conocimiento de técnicas, de preparación, de contar con muchos fondos económicos, de tener todo un engranaje científico que esté atento a los requerimientos de sus atletas se han visto superado y no ha sido obstáculo para que equipos pequeños salgan victoriosos gracias al afán de aquellos deportistas que sin contar con todo esto, solo con su corazón para jugar han triunfado pese a todas las adversidades.
                En el caso del fútbol rentado, los Estados Unidos pueden ser tomados como  ejemplo cuando hace más de veinte años, ellos, los norteamericanos decidieron entrar en el juego invirtiendo millones de dólares para obtener selecciones de jugadores de primera línea solo con el fin de entrar en el negocio multimillonario que da el fútbol pues no querían ser excluido del deporte de las multitudes. Lastimosamente a nivel mundial no han comprendido que no debe sobreponerse el dinero que genera las justas deportivas en detrimento de la transparencia del juego.
                Y esto último es lo que nos dieron a entender la famosa CONCACAF, organismo regional en que participa Panamá en el fútbol, ya que en forma abrupta, sin el mayor sonrojo, y descaradamente impone un penalti que hace que todo lo trabajado por los arietes panameños en el campo casi finalizando la contienda donde ganaban se fuera a la basura. Desde el inicio se noto la saña contra la selección panameña pues sacan a un jugador importante al principio de juego, y con diez jugadores se les anota el gol al seleccionado mexicano imposibilitando que le iguale el marcador durante los casi 90 minutos lo que hace obligatorio la otra sentencia, el penalti, a la par de la cantidad de tarjetas amarillas que se dieron durante todo el partido.
            
         La selección tuvo que enfrentarse a un México que no desarrolló su mejor jugada, a la que venció, pero no pudo vencer a los árbitros, a la fanaticada violenta que apoyaba el equipo contrario y a la determinación del organismo regional de fut de llevar a a la final uno de los equipos que llenan estadios, México. Horas antes habían perdido a una de sus cartas, a los Estados Unidos que cayó ante el arrojo de un equipo caribeño, los jamaiquinos.

      No hay palabras para calificar lo sucedido a Panamá en la Copa Oro del 2015, lo cierto es que hay que elevar las más enérgicas protestas en todos los foros de este deporte para que esto no vuelva a ocurrir y hacer un cambio total entre los que están regentando el fútbol no solo regional sino internacional ya que les están haciéndole un daño muy grave al deporte. La corrupción campea alegremente en sus entornos y se debe procurar devolverle el verdadero sentido de las contiendas futbolísticas. Las consignas de paz, de no al racismo, de transparencia, entre otras  hace mucho tiempo se están poniendo en duda debido a la presencia de una élite que prefiere el dinero que elevar las competencias a niveles de transparencia. Panamá y su selección nacional ganó en buena lid, no salió derrotada, al contrario el fútbol si salió malogrado debido a una mafia que se a apoderado de este hermoso deporte de las mayorías.

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