domingo, 7 de enero de 2018

A mi padre ausente

Pronto volveremos a vernos
Nosotros los seres humanos nos aferramos a la vida, hemos inventado tantos aparatos que pueden extender un poco más nuestra existencia, sin embargo, cuando el cuerpo ya cansado decide abandonar todo tipo de actividad no existe nada que lo pueda detener. El punto es que si un cuerpo decidido a culminar su actividad para qué empecinarnos en mantenerlo vivo.
            Se fue mi mentor, mi héroe de película, mi alma eterna, el guía, mi padre adorado. Pude disfrutar con él todos estos 64 años de mi existencia, suena bastante, pero en el ciclo de la vida es solo un momento, un minúsculo punto en la arena del tiempo. Conservo muchos recuerdos, al igual que mis hermanos y hermanas, y sus amigos y amigas, cada uno puede ser testigo de su accionar en nuestra vida. No lo pude ver en su momentos más crucial, no pude o quise verlo así, postrado en una cama, implorando que lo dejaran partir, pues él sabía que su cuerpo no daba más. Quise conservar su imagen radiante de alegría, de optimismo, de valor y de astucia, pues para poder llevar adelante a once hijos, todos con educación, no es fácil, se requiere de una voluntad que solo hombres como él están decidido a dar, a desprenderse de todo para dárselo a sus vástagos.
Federico Tejada Sánchez- Febrero/1929-Enero/2018
Sí, se nos fue, ya descansa en paz, ya no se lamenta de sus dolencias, ya no siente que su cuerpo no le responde como debe ser, ya abandonó su vestido terrenal y se fue, como dijo la doctora, “un pajarito volando”, sin ningún sonido, ni un quejido, ni un murmullo, se apagó y nos dejó con el corazón destrozado, pero con el saber del deber cumplido, como padre, amigo, esposo.
Entender ese trance de la vida, de nacer, crecer y luego morir es un dilema aún por resolver como seres humanos pues desde los tiempos más remotos, desde el mismo inicio de nuestra presencia en este mundo, desde el momento de la creación, no logramos entender qué somos, qué hacemos en este vergel existencial, hacia dónde vamos, preguntas que se contraponen cada generación en generación sin encontrarle respuestas, y el paso crucial de nacer es el de morir, y no lo aceptamos. A mi padre en los últimos momentos de su existencia le aplicaron sondas en su parte para drenar la orina que se acumulaba en su cuerpo, luego le extrajeron el agua acumulada en sus pulmones y por último, le insertaron una sonda gástrica para que pudiera alimentarse pues ya no quería comer. Muchos años antes le habían colocado un marcapasos que lo mantuvo con vida por muchos años, pero como dije anteriormente el desgaste del cuerpo con el tiempo ya estaba haciendo lo suyo, y no pudo resistir, en este caso su corazón cansado, y por ende debilitado no atendía debidamente los requerimientos de sus demás órganos. No lamento los esfuerzos de los médicos por mantenerlo con vida hasta el último momento, ellos hicieron su tarea y de eso estoy agradecido.

 Sólo nos queda tratar de entender que éste es otro paso en el camino iniciado a la hora de nacer. ¿Se han puesto a pensar cuál es nuestro rol en éste mundo? Dicen que la hierba alimenta al ganado, pero la hierba no se da cuenta que es alimento de otro ser vivo, solo nace, crece con la energía que le da la luz del sol; el ganado pasta tranquilamente, no sabe que es alimento de otro ser, como el humano que se alimenta de las plantas y de los animales para poder conseguir los nutrientes necesarios para vivir. Entonces ¿qué es la vida? Cada estadio de los seres vivos conviven sin poder comprender que son el alimento de otro ser. Únicamente los seres humanos podemos abstraernos en nuestros pensamientos y tratar de buscarle explicación a este dilema porque somos conscientes de nuestra existencia, tenemos un cerebro que nos permite intentar conocer el medio que nos rodea. Entonces, y solo entonces llegamos a la conclusión de que debe haber algo superior a nosotros que se alimenta de nosotros, de nuestro espíritu o de nuestras almas. Es algo existencial que no podemos percibir desde nuestra óptica, pues está vedado, así como a las plantas, a la hormiga que nos pica el pie cuando se sube, solo entiende que hay un objeto que hay que degustar; a los humanos a pesar de nuestro saber, de todo el conocimiento alcanzado no le es permitido acceder a esta incógnita. Pero debe haber uí como a   vedado, asdemos percibir desde nuestra optica,n ser superior, aquel que nos acoge en su seno luego de partir de esta tierra, sin pedir nada a cambio, solo humildad y obediencia a sus designios. Y es que si no hubiera una explicación subyacente en la conciencia humana, qué alternativa podría ser de no ser cierta. Mi viejo subyace no solo en la conciencia o el pensamiento de sus hijos, sobrinos, nietos y amigos, y en el de mi madre convaleciente, sino que se encuentra en el seno de una gran familia, ya no terrenal sino espiritual en donde las dolencias que lo aquejaban desaparecieron. Está bien, en el reino del señor, nuestro Dios, quizás esa es la razón más obvia que buscamos para comprender el proceso de nacer y morir, pero es una razón poderosa pues nos hace sentir aliviado en nuestro interior acongojado por la partida de este ser querido. Padre, sé que no podrás leer esta nota, solo la hago con el fin de poder sacar mis sentimientos en esta hora de dolor que es como si miles de puñales me horadaran el corazón. 

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