Las
escenas difundidas por la televisión y los medios de comunicación escritos no
pueden ser más elocuentes, el huracán Harvey de categoría 4 hizo estragos en
Texas, en los Estados Unidos, dejando a su paso miles de ciudadanos sin ningún
bien, pues la tormenta se encargó de destruirlas. Aunque no era la primera vez
que un meteoro de este tipo se batía sobre territorio norteamericano,
recordemos los huracanes Katrina (2005) y Sandy (2012). Este último, Harvey
debe ser tomado como un hito para aleccionar a aquellas entidades que deben enfrentar
este tipo de acciones que la naturaleza crea cada año ya que los estragos
causados por los anteriores al parecer no lograron indicar pautas a seguir por
los encargados de la seguridad ciudadana en ese país.
Para nadie es un secreto que el
problema ambiental, especialmente el cambio climático está detrás de todo lo
sucedido a la par de encontrar a unas autoridades un poco incrédulas sobre los
efectos que esto causaría a su llegada y luego después de haber culminado. Digo
incrédulas pues considero que no se tomaron las previsiones necesarias para
mitigar sus efectos. Hay que tomar en consideración que estamos hablando de la
primera potencia mundial, los Estados Unidos, un país que se da el lujo de
mantener abiertos diversos frentes políticos, económicos y militares en todo el
mundo. Siempre me he preguntado si este tipo de accionar de su elite dirigente
puede mantenerse por espacio de cientos de años y no afectar con ello su
economía, pues estamos hablando de miles de miles de millones de dólares
invertidos anualmente solamente en mantener su aparato militar.
En el caso de Harvey se pasó a
recomendar a la población a mantenerse dentro de sus hogares, y se hizo un leve
intento de evacuación en aquellas zonas que estarían en forma directa
recibiendo los vientos y las lluvias del huracán. Pero el problema o la culpa
no puede ser del todo para los funcionarios, pues creo y reitero que se pensó
que el huracán no haría mucho daño y hubo miles de personas que se aventuraron
a sufrir sus efectos. Aquí quiero hacer énfasis en el problema que tuvo que
enfrentar las autoridades, y es que son regiones densamente pobladas, hay
incluso megas ciudades con millones de habitantes. Una de las ciudades afectadas,
la cuarta en población en los Estados Unidos, Houston tendrá que invertir
cuantiosos recursos para recuperar parte de su territorio, hoy inundados. Los
servicios de prevención se vieron imposibilitados e impotentes para ofrecer
refugio seguro a estos miles de miles de ciudadanos. No tenían la
infraestructura para albergar todo este caudal de personas. Y obvio esto se vio
luego de ver los daños producido por Harvey en Texas donde se tuvo que utilizar
gimnasios, centros religiosos, hospitales y otras edificaciones para resguardar
y atender a los miles de damnificados, incluso sus efectos lograron que el
dólar estuviera a la baja por un breve espacio.
La tarea es concreta, y escribo esto
con el interés que las naciones menos favorecidas tomen los correctivos
necesarios para enfrentar catástrofes como estas, pues solo así se podrá
mitigar sus efectos en la población. América Latina y Panamá deben ver esto con
mucha seriedad. En Panamá, por ejemplo, bastan unas horas de lluvias para que
todas las calles de la ciudad queden inundadas, peor si la tormenta se presenta
cuando hay marea alta. No tenemos suficientes albergues para atender a miles de
personas afectadas por un fenómeno como el que vivió la población de Texas, y
muchos menos los recursos, solo creando planes de prevención podremos mitigar
sus catastróficos daños. Las cifras de las pérdidas en materia de
infraestructura y el patrimonio familiar de la impronta de Harvey en los EE.UU.
alcanzarán los ciento sesenta mil millones de dólares, siendo este uno de los
más costoso, pues se tienen claro que superó en costo a ambos huracanes
descritos anteriormente en dinero. Esto solo hasta el momento, pues las
tormentas y los remesones que la naturaleza nos da serán cada vez más
fuertes.
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