Alegoría sobre el famoso muro de Trump |
Aunque
gran parte de las famosas encuestas daban por descontado el triunfo de Hilary
Clinton así como casi todo el aparato mediático que se plegó a los
requerimientos de los sectores de poder en los Estados Unidos contrarios a la
candidatura de Trump, estos no pudieron influir en el electorado para evitar el
resultado que hoy todos conocemos. “En una contienda interesante pero
aterradora” escrito en mi blog Reflexiones
aseguré en agosto pasado que: “A mi entender Donald Trump ha sabido manejar los
medios de comunicación, verbigracia a que él es un connotado precursor de
muchos de ellos, ha sabido vender su imagen tanto en las buenas o en las malas.
Cada vez que él hace algo o despotrica contra alguien los medios de
comunicación lo registran. No hay momento negativo o positivo que no sea
registrado por estos medios. Me parece que ha sabido manejar tanto la
publicidad como la propaganda en favor de su candidatura”. Jorge Ramos en una
entrevista a CNN recientemente dijo: “Muchos votantes norteamericanos
votaron por el horror, y el horror llegó, así que eso es lo que tenemos aquí, y
no queda más que darle cara y enfrentarlo…estamos ante un juego totalmente
nuevo”, (ver El análisis
de Jorge Ramos con Aristegui sobre el Presidente Trump). Este es un profesional
de la pluma de origen latino que tuvo serios encontrones con el actual
mandatario de los EE.UU. Aunque me inclinaba por la candidata demócrata en ese
escrito, percibía la arrolladora figura de Trump y sus ansias de llegar a la
silla presidencial, apartando todo obstáculo que encontraba en su camino. Una
figura contraria a todo vaticinio pero contundente al lograr que una amplia
mayoría del electorado lo respaldara, especialmente aquellos condados o
distritos que tenían mayoría en cuanto a la elección de los delegados al
colegio electoral. Aunque todos sabemos que el voto mayoritario fue para la
candidata demócrata el resultado final fue para Trump ya que logró obtener los
votos necesarios de los famosos colegios electorales, y por ello solo nos queda
analizar algunos de los posibles escenarios por la que transitará el nuevo
presidente norteamericano de acuerdo a lo manifestado durante su implacable
campaña. En su discurso preelectoral dejaba entender estar en contra de los
designios que la clase dirigente mundial tiene programado para el mundo en la
actualidad. Por ejemplo se ha mostrado en desacuerdo con las apertura de los
mercados como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o el Acuerdo de
Asociación Transpacífico, deplora la globalización en cierta forma, clama por
un mayor proteccionismo a sus industrias y aboga por traer nuevamente a suelo
norteamericano los empleos perdidos por estas políticas. Esto no es
contradictorio con lo que ocurre en gran parte de los países del primer mundo,
por ejemplo el caso del “brexit” en Inglaterra donde la ciudadanía voto por
salir de la zona del euro, rompiendo con ello lustros de planes y programas
para borrar las fronteras. En buena medida se están fortaleciendo los
partidarios de aquellas consignas de odio y violencia en muchos de estos
países. Es el proteccionismo en boga, el populismo y el nacionalismo a ultranza
en toda su magnitud, pero, ojo, con un alto grado de xenofobia, odio, intolerancia
e incertidumbre y en este caso debemos estar vigilantes de lo que hará el nuevo
presidente norteamericano una vez tome posesión. Sus planes en materia
económica no son de mucho agrado para la clase dominante de los Estados Unidos
pues hablan de cambios radicales. Él dijo que parará la migración dándoles
incentivos para que se queden en sus respectivos países en donde la génesis del
problema es más complicada pues la mayoría de ellos provenientes de zonas en
conflictos. Entre sus planes señaló la construcción de un muro que evite la
entrada de los emigrantes latinos por su frontera sur, especialmente la
mejicana y que estos serán los que pagarán su construcción, aun no se sabe cómo
y amenazó con deportaciones masivas de estos. Al otro lado del Atlántico mandó
un mensaje a la OTAN donde expresa que los Estados Unidos no serán los primeros
en defender a esas naciones en caso de conflicto, además de considerar que
estos debieran pagar por esa protección. El asunto se pone más peliagudo cuando
se culpa a los emigrantes de la situación de empobrecimiento de clase media
norteamericana, pero no ve que realmente el problema está en el sistema
imperante donde muchos millonarios, por ejemplo, incluido él rehúyen al pago de
los impuestos que sus fortunas deben abonar. Entonces inventan todo tipo de
argucias para evitarlo como crear empresas fantasmas en los llamados paraísos
fiscales o en instituciones bancarias en sus propios suelos, entre otras
medidas no tan santas. Podemos mencionar el caso de la debacle causada por el
caso de los préstamos hipotecarios que hicieron los bancos en el 2008,
situación que heredó Barat Obama y cuya solución fue inyectar cientos de miles
de millones de dólares de las arcas norteamericanas a los bancos que se estaban
declarando en bancarrota. Eso salvo a un número plural de inversionistas y
acaudalados banqueros pero no al común de las personas que vieron perder sus
ahorros de muchos años y sus casas en un cerrar de ojo, fueron miles lo que entraron
a ser dependientes de la ayuda por desempleo y que aun hoy hay secuelas de esta
debacle económica. También ha dicho que el cambio climático es una falacia, que
responde a intereses que fortalecen economías foráneas como la de China o la de
Corea esto traerá grande retrasos en el camino que muchos países han tomado
para la protección de las especies que aun viven en la Tierra incluso la
humana. Es una forma de razonamiento del más crudo actuar de un hombre
acostumbrado a comprar y vender, un mercader que tratará de sacar provecho de
su alta investidura (ya los panameños tuvimos un ejemplo de este tipo de
personaje, incluso con la famosa donación de su salario, y que solo cobraría un
dólar por ser presidente en el quinquenio pasado). El electorado norteamericano
compró la marca Trump para llevarla a la silla presidencial, un multimillonario
que se ha convertido en el hombre más poderoso del orbe y cuyo transitar puede
significar mucho dolor para el resto del mundo. Él ha sabido venderse, ese es
su negocio pues ha hecho de su nombre una marca con la cual comercia, pero esa
marca viene matizada con propuesta de xenofobia y odio. Ya sus secuelas se
están sintiendo, los llamados blancos están exigiendo que cumplan sus promesas
al tomar asiento en la Casa Blanca, pero en estos últimos discursos luego de su
triunfo las diversas opiniones por él expresada lo muestran con un tono
conciliador, un poco más tolerante ante una realidad que sus palabras durante
la férrea campaña que finalizó lo hizo considerar como un posible tirano, pero
aun hay que esperar, y estar atento a su movimientos a partir de enero próximo,
ojalá nuestra juventud no tenga que volver a las calles a exigir el respeto a
nuestra soberanía.
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